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Expérience

“Cali ciudad de las aguas”: hacia una gobernanza del agua

Par Edisson Aguilar

6 septembre 2013

Cali Ciudad de las Aguas es una iniciativa de gobernanza del agua que ha impulsado el Colegio Ideas, ubicado en la cuenca del Cañaveralejo, uno de los siete ríos con que cuenta la ciudad. La propuesta consiste en articular a diversos actores públicos, ciudadanos y privados en la realización de intervenciones de recuperación y preservación de las cuencas, por medio de compromisos concretos por parte de cada organización involucrada. Su importancia radica en que ha logrado que diversas entidades públicas y privadas trabajen mancomunadamente para intervenir en los ríos contaminados, y ha incidido en la construcción del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) para que su eje ordenador sean las cuencas y así se promueva un manejo sostenible de las mismas.

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En el marco del proyecto “Ciudades colombianas y cambio climático”, trabajado en conjunto con la Agencia Francesa para el Desarrollo, Fedesarrollo y la Fundación Ciudad Humana; el Instituto de Investigación y Debate sobre la Gobernanza (IRG), identificó diferentes experiencias que aportan a la reflexión sobre la adaptación y/o mitigación del cambio climático. El proyecto «Cali Ciudad de las Aguas» es una de ellas, pues ha logrado que diversas entidades públicas y privadas trabajen mancomunadamente para intervenir los ríos contaminados, y ha incidido en la construcción del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) para que su eje ordenador sean las cuencas y así se promueva un manejo sostenible de las mismas.

Cali es conocida como la “ciudad de los siete ríos” pues está atravesada por los ríos Pance, Lili, Meléndez, Cañaveralejo, Cauca, Aguacatal y Cali. En este sentido, la capital del departamento del Valle del Cauca es privilegiada, posee una riqueza hídrica que pocas ciudades del país pueden igualar. Sin embargo, el proceso de crecimiento de Cali estuvo influenciado por presiones demográficas y económicas que, sumadas a una insuficiente planeación urbana, han generado procesos de erosión y contaminación en esos afluentes. Uno de los más afectados ha sido el río Cañaveralejo, que nace en la zona media del Parque Natural Nacional los Farallones “aproximadamente a los 1800 m.s.n.m. entre los cerros denominados el Faro y a los 1500 m.s.n.m el cerro la Campana” (Colegio Ideas 2010: 25) y cuyo recorrido es de “4,5 km desde el Faro hasta la calle tercera entre avenida Guadalupe y carrera 52 en donde es canalizado (tipo canal de aguas lluvias). Desde este punto recorre otros 5 kilómetros hasta el río Cauca, sumando 9km en su recorrido total”.

Ese río se ha convertido prácticamente en un vertedero de aguas residuales en su cuenca baja1 y ha sufrido una disminución en su caudal como producto, entre otras cosas, de la deforestación; sin embargo en esa parte de la cuenca, la más contaminada por las aguas negras y las basuras, y cerca de una vereda conocida como La Sirena, está ubicado el Colegio Ideas, una institución educativa que apuesta por la preservación ambiental del río Cañaveralejo y en general de los demás ríos de la ciudad. Precisamente de sus procesos pedagógicos, centrados en lo que ellos denominan “ecología del alma”, nace una propuesta que ha permitido articular a diversos actores (públicos, académicos y privados) en torno a la conservación de las cuencas: “Cali Ciudad de las Aguas”.

El proyecto pionero del Colegio Ideas. ¿Son replicables las iniciativas ambientales?

El nombre completo del proyecto es “Cali Ciudad de las Aguas. Ecología del alma para la recuperación integral de la cuenca del Río Cañaveralejo como modelo replicable a las demás cuencas de la ciudad”. Dicho nombre apunta a su idea central: que la forma de recuperación del Cañaveralejo, llevada a cabo por la comunidad educativa del colegio, pueda ser aplicada igualmente en las otras seis cuencas, pero esta vez con apoyo de diferentes instituciones.

Para conseguir la replicabilidad de su iniciativa, el colegio ha construido una elaborada metodología a partir de los aportes de la Investigación Acción Participativa (IAP), propuesta sociológica construida por Orlando Fals Borda para realizar investigación junto con las comunidades en busca de soluciones a sus problemas; y de la propia propuesta pedagógica del colegio, que consta de cinco pasos o “momentos”: aproximación, reconocimiento, recogimiento, diseño y proyección, que son los que han aplicado. La aproximación involucra dos actividades relacionadas: investigación preliminar y acercamiento a los actores relevantes, tal como se hizo en el caso de la comunidad aledaña al colegio en su momento, para que conozcan la propuesta y se entusiasmen con la idea. El reconocimiento implica conocer la trayectoria, experticias y posibles aportes de cada entidad. El recogimiento tiene que ver con “sentarse juntos”, con el fin de estructurar tres ejes de trabajo: pedagógico, social y técnico, que posibiliten el trabajo conjunto y la articulación a largo plazo; para tal fin, se organizan una serie de asambleas periódicas en las que se intercambian conocimientos o propuestas. El diseño tiene que ver con la construcción de propuestas específicas y objetivos asociados a estas, incluyendo responsables y presupuestos. Y finalmente, la proyección es la revisión de los avances y la toma de decisiones sobre el futuro del proyecto.

Esa metodología se aplicó en el proyecto original del Colegio Ideas y es la que actualmente se está poniendo en práctica en “Cali Ciudad de las Aguas”, iniciativa que inició hacia 2008, ante la preocupación del Colegio Ideas por la escasa inclusión de las cuencas en la planeación urbana de la ciudad y la convicción de que su propuesta podría ser útil.

El origen de “Cali Ciudad de las Aguas”…

El rector del colegio Ideas, un ambientalista que se hace llamar Jahuira (palabra indígena que significa río), cuenta que luego de viajar por algunos países de Latinoamérica durante los setenta y descubrir la importancia de las problemáticas ambientales regresó a Cali en 1979, encontrándose con que la situación de sus ríos, especialmente el Cañaveralejo, era deplorable; según dice, el río solía desembocar en una gran laguna ubicada en lo que hoy es el sector de Aguablanca, y la ciudad contaba con una cantidad considerable de humedales, pero desde la segunda mitad del siglo XX el proceso de industrialización y crecimiento demográfico de Cali llevó a rellenar esos humedales para construir viviendas y a desviar el cauce original del río y canalizarlo (Canal CVC sur) para que desembocara, junto los ríos Lili y Meléndez, cerca al hoy clausurado “Basuro Navarro”, que es el lugar de disposición de los residuos de la ciudad. Jahuira explica que hacia 1950 Cali tenía tan solo 60.000 habitantes, pero que con la instalación de grandes fábricas en Cali y Yumbo como las de Gillette, Goodyear y Colgate se generó una demanda de mano de obra que, en parte, fue solventada por las enormes migraciones rurales causadas por la Violencia; y que esas presiones demográficas fueron resueltas con criterios de ampliación del espacio construible pero no de preservación de la cuenca. Como resultado, la cuenca alta del río fue convirtiéndose en un “potrero” (deforestación y erosión) y las cuencas media y baja se transformaron en vertederos de basura. Jahuira señala que hacia 1985 se construyó un acueducto en la cuenca alta, que si bien era necesario, indirectamente produjo un aumento en la población y la contaminación, pues no venía acompañado de un sistema de alcantarillado. En fin, una situación nada alentadora.

Según Alejandra Herrera, profesora del Colegio Ideas, los 24.000 mts2 donde funciona la institución eran una parte de una hacienda abandonada que la comunidad usaba para arrojar sus residuos. La idea de Jahuira era recuperar esa cuenca con el apoyo de los estudiantes y de la comunidad de la zona, pues entendía que era la única forma de lograr ese propósito. En ese orden de ideas, su proyecto ambiental es inseparable de su concepción de la pedagogía, como lo afirma él mismo cuando dice que esta debe involucrar activamente a los alumnos y separarse de un modelo en el cual el profesor repite hasta la saciedad una lección aprendida de memoria. En consecuencia, los alumnos y personas del lugar han participado activamente en las actividades de investigación, recuperación y concientización que hace el Colegio en la cuenca del Cañaveralejo.

Así lo expresa Jahuira:

“En este contexto se hizo importante aproximarse de la comunidad. Que la gente entendiera nuestra relación positiva con el entorno. Se desarrolló un acto pedagógico, comenzamos a comunicarnos con la tercera edad, con las mujeres para que ellos nos contaran cómo habían llegado al lomo (…) Realizamos un sin fin de actividades de siembra, de caminatas, de aproximación a la montaña, desde una perspectiva bonita; esto nos hizo esforzarnos por lograr la construcción del alcantarillado. Para tal fin, vimos la necesidad de articularnos con entidades oficiales y privadas que venían desarrollando procesos, pero cada uno por su lado”.

Como puede verse, desde el mismo origen de la propuesta se planteó la articulación entre diversas instituciones públicas y privadas para adelantar los proyectos. En un principio esas asociaciones estuvieron limitadas a la comunidad aledaña al río Cañaveralejo y a algunas entidades que podían ayudar en la construcción de un acueducto para la zona. Sin embargo, con el paso del tiempo se han ido uniendo una amplia gama de actores que han aportado sus conocimientos y recursos para construir otros proyectos en torno a la gestión del recurso hídrico.

Hacia una articulación exitosa de actores sociales…

En la fase inicial de “Cali Ciudad de las Aguas” se desarrollaron actividades para posicionar el tema en la opinión pública y convocar a múltiples actores sociales, tales como el Primer Encuentro Internacional de las Aguas, un seminario temático con invitados de diferentes países. Múltiples organizaciones de carácter académico, empresarial y público, como el Instituto de Estudios Ambientales (IDEA), Corpocerros (una organización dedicada al análisis de la situación de zonas de ladera), la Universidad Santiago de Cali, la Cámara de Comercio de Cali, la Fundación Carvajal (entidad de responsabilidad social empresarial de la empresa Carvajal S.A), el Instituto de Investigación y Desarrollo en Abastecimiento de Agua, Saneamiento Ambiental y Conservación del Recurso Hídrico (CINARA) de la Universidad del Valle, entre otros, se han unido al proceso2.

Ya en los otros “momentos” o fases del proyecto se ha conseguido que entidades que no solían trabajar conjuntamente, como el Departamento Administrativo de Gestión de Medio Ambiente (DAGMA), la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) y Empresas Municipales de Cali (Emcali), para mencionar un ejemplo, se pusieran de acuerdo para diseñar y construir obras que sirven para descontaminar los ríos de la ciudad. Uno de los casos más destacados es el del colector Venezuela, una obra de infraestructura que ha permitido la descontaminación parcial del río Cañaveralejo. Así lo expresa la docente Alejandra Herrera:

“El colector Venezuela, que permitió que se pusieran de acuerdo tres organizaciones que antes era difícil articular porque sus territorios de inversión no eran los mismos. Se trata de Emcali, Dagma y la CVC, que trabajaron conjuntamente en el diseño de iniciativas para descontaminar el Río Cañaveralejo. Así, se logró conectar el colector desde la “Sirena” hasta el colector en el barrio Venezuela, en Siloe, para descontaminar el rio. La secretaría de Salud, Emcali y el Dagma contribuyeron con recursos para realizar esta obra. El 70% de las aguas residuales que caían al río ahora pasan por el colector, hasta llegar a la PTAR (Planta de Tratamiento de Aguas Residuales) de Cañaveralejo (a partir de mediados de julio de este año). La PTAR es de Emcali y es allí donde se hace el tratamiento de las aguas residuales antes de vayan ir al Río Cauca”.

En este caso, cada entidad participó aportando recursos económicos o de infraestructura para construir una obra que reduce la contaminación del río en por lo menos un 70%. Se trata de un avance destacable, pues como lo señala Herrera, entidades que no suelen combinar sus inversiones lograron articular sus presupuestos gracias a “Cali Ciudad de las Aguas”. Precisamente, en las entidades públicas reconocen lo valioso que es el trabajo de “Cali Ciudad de las Aguas”; Carolina López, funcionaria del DAGMA, dice que gracias a esa iniciativa se ha logrado algo que es difícil en estos casos: que las instituciones adquieran compromisos concretos y aporten recursos para el desarrollo de las soluciones propuestas. El DAGMA, por ejemplo, ha diseñado los lineamientos para los “corredores verdes urbanos”, una propuesta para rehabilitar como espacios de conservación, educación y cultura las cuencas de los ríos y otras áreas protegidas (sistema hídrico, aves, humedales y coberturas vegetales), y hasta el momento ha contratado el diseño de 2,5 kilómetros de corredor en el río Cali.

No obstante, más allá de los aportes concretos de cada actor social, es relevante que la iniciativa haya conseguido que la recuperación y preservación de las cuencas se haya posicionado en el ordenamiento territorial de Cali. En el actual Plan de Ordenamiento de la ciudad, según dice Jahuira, el tema es central:

«La mirada del POT de la ciudad estaba centrada en la movilidad, y hoy día está direccionada a las cuencas de los ríos. El nuevo POT observa la ciudad desde las cuencas, desde la perspectiva ambiental. Se fue transformando, sutilmente, la mirada de la ciudad y un tema que estaba olvidado comenzó a renacer en la gente».

Alejandra Herrera también lo señala, cuando dice que uno de los mayores logros del proyecto es haber logrado que ahora la ciudad se esté ordenando con base en las cuencas, como ocurre en el actual POT. Prueba de la relevancia que ha alcanzado “Cali Ciudad de las Aguas” es que tiene un asiento en el Consejo Consultivo de Ordenamiento de la ciudad3, cuya representación está a cargo del Colegio Ideas. En suma, la vitalidad de una propuesta pedagógica aplicada en un sector de la ciudad terminó siendo, por su carácter participativo y dinámico, un modelo de gobernanza del agua que ha alcanzado resultados concretos, como una incidencia considerable en la política pública y el desarrollo de obras de descontaminación en cuencas como la del río Cañaveralejo.

Commentaires

La gestión de los recursos hídricos es una de las actividades fundamentales en cualquier proceso de adaptación al cambio climático, si se tiene en cuenta que las alteraciones en el clima pueden poner en peligro el abastecimiento de agua para las poblaciones. En ese sentido, “Cali Ciudad de las Aguas”, al proponer estrategias para enfrentar la compleja gestión de las cuencas, se constituye en una iniciativa que contribuye en la adaptación al cambio climático de la ciudad.

Ahora bien, un proceso como este requiere de articulación entre los más diversos actores sociales, en lo que podría denominarse un modelo de gobernanza del agua. En este caso, se trata de uno que surge desde la ciudadanía. Sin embargo, lo relevante de “Ciudad de las Aguas” es que no se mantuvo en el nivel de propuesta comunitaria sino que sus impulsores buscaron la integración de la mayor cantidad posible de instituciones. Sus logros, medibles incluso en términos de presupuesto destinado por entidades públicas y privadas, muestran que solo cuando se generan alianzas de largo plazo es posible llevar a cabo proyectos con resultados efectivos. Pero, ¿qué ha determinado el éxito de la propuesta? A juicio de quien escribe, es una metodología bien diseñada, en la que se unen conocimiento científico, social y técnico, y la osadía de atreverse a proponer el diálogo entre actores que probablemente jamás habrían entablado relaciones por voluntad propia. La replicabilidad de una buena idea de gestión ambiental depende de una metodología flexible, capaz de adaptarse a contextos particulares y de permitir la intervención de instituciones/actores que tienen capacidades e incluso intereses distintos.

 

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