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El Proyecto Educativo «Arroyos de Barranquilla» del Colegio Marco Fidel Suárez
La investigación en aula y las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) como herramientas para el conocimiento de problemas ambientales.
July 25, 2013El proyecto Arroyos de Barranquilla es una iniciativa educativa que surge en el colegio Marco Fidel Suárez y está orientada a fomentar la investigación conjunta entre alumnos y maestros sobre el fenómeno climático de los «arroyos» y a divulgar los resultados de dichas indagaciones a través de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). La importancia de la iniciativa radica en que articula nuevos modelos pedagógicos y Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para profundizar el conocimiento ciudadano de riesgos climáticos locales.
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En el marco del proyecto “Ciudades colombianas y cambio climático”, trabajado en conjunto con la Agencia Francesa para el Desarrollo, Fedesarrollo y la Fundación Ciudad Humana; el Instituto de Investigación y Debate sobre la Gobernanza (IRG) identificó diferentes experiencias que aportan a la reflexión sobre la adaptación y/o mitigación del cambio climático. Una de ellas fue el proyecto Arroyos de Barranquilla; su importancia radica en que articula nuevos modelos pedagógicos y Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para profundizar el conocimiento ciudadano de riesgos climáticos locales.
Al caminar por las calles de Barranquilla es posible encontrarse con una particular señal de tránsito que resulta sorprendente para el desprevenido turista: un rombo amarillo en cuyo interior aparece un carro que está expuesto a la lluvia y se hunde bajo unas líneas ondeantes. El vehículo de la imagen parece no tener salvación. Debajo de la imagen, dos palabras: “arroyo peligroso”. Para un barranquillero no tiene nada de sorprendente, pues los arroyos son un problema que experimentan prácticamente desde principios del siglo XX y para el que todavía no han encontrado una solución definitiva; por tanto, si se le pide a alguno de ellos que explique la imagen dirá tranquilo que la calle marcada puede convertirse, de un momento a otro, en un riachuelo urbano con capacidad para arrastrar personas y hasta carros a su paso. De eso se trata la advertencia. Los colombianos que no conocen Barranquilla saben de los arroyos por las imágenes que cada año, durante la temporada invernal, transmiten los noticieros: personas que a riesgo de perder la vida deciden atravesarlos; carros particulares y buses de servicio público que son arrastrados por las aguas; barrios pobres totalmente inundados y personas que lloran la perdida de sus pertenencias; y, montañas de basura acumuladas al cesar la lluvia.
Sin embargo, más allá de las dramáticas imágenes no es muy común encontrar personas que sepan cuáles son las causas de los arroyos en Barranquilla y mucho menos qué soluciones podría tener esta problemática urbana. Sin duda, el conocimiento de los problemas ambientales no garantiza soluciones definitivas, pero por lo menos puede suscitar un interés que conduzca a los ciudadanos a apoyar las medidas que tome la administración distrital o que la presione si no interviene un problema tan serio. Una de las formas más efectivas para conseguir que la ciudadanía se interese en las problemáticas ambientales locales, en este caso una que conecta la planeación urbana, el cambio climático (el aumento de lluvias con los consabidos efectos en términos de inundaciones y deslizamientos provocados por los arroyos) y las propias condiciones geográficas, políticas y sociales; es promover una sólida educación ambiental durante la formación escolar. El colegio Marco Fidel Suárez, cercano al famoso arroyo Don Juan, viene desarrollando desde hace más de diez años una innovadora estrategia educativa que pretende investigar, de manera colaborativa con los alumnos, la problemática de los arroyos. Se trata de la iniciativa “Arroyos de Barranquilla”.
Aquí se abordará brevemente el contexto institucional en el que surge la propuesta, resaltando la importancia que tiene apoyo de las universidades a las instituciones de educación básica y media; su enfoque y la forma en que ha ido cambiando en sus más de diez años de existencia; la manera en que desde las diferentes asignaturas se aborda la problemática y el papel que cumplen las tecnologías de la información en este proceso; y, finalmente, una reflexión sobre la importancia de la investigación escolar y las “nuevas tecnologías” en el conocimiento de problemas ambientales.
Articulación Universidad-Escuela. El programa RED y la iniciativa “Arroyos de Barranquilla”
En 1991 la Universidad Nacional de Colombia inició una serie de proyectos interdisciplinarios que pretendían acortar la distancia entre la academia y la sociedad. Se trata de los Proyectos Universitarios de Investigación (PUI), desarrollados por profesores de distintas facultades en alianza con actores de la sociedad civil. El Programa de Fortalecimiento de la Capacidad Científica y Pedagógica RED, fundado en el marco de los PUI (en este caso de educación) y llamado así por estar basado en un trabajo en “redes” (sociales, académicas), fue el impulsor del proyecto “Arroyos de Barranquilla”. RED es definido por sus creadores como: “…un grupo de investigación –reconocido y clasificado en la Categoría A de COLCIENCIAS-, de carácter interdisciplinario, interestamental, intergeneracional e interinstitucional que estudia la escuela en contexto y promueve alternativas innovadoras de la práctica pedagógica a través del trabajo cooperativo escuela-universidad” (1).
Según Diego Feria Gómez y Judith Ching, respectivamente profesores de matemáticas y ciencias sociales en ese colegio, el proyecto inició en el año 1994 y se desarrolló con el apoyo de la Universidad Nacional de Colombia durante diez años, terminando la colaboración entre las dos instituciones en el 2005. La universidad asesoró al colegio en la creación de estrategias de investigación escolar que fueran innovadoras e involucraran activamente a los alumnos, y ofreció formación a los profesores de la institución en ese tipo de herramientas pedagógicas. En la página web de la iniciativa “Arroyos de Barranquilla” se destaca la participación de tres investigadores de la Universidad Nacional: José Gregorio Rodríguez, docente del Departamento de Psicología y coordinador del Programa RED; Carlos Miñana Blasco, profesor del Departamento de Antropología e investigador de RED; y, Luz María Villegas Botero, asistente general de RED y especialista en gestión del riesgo. Para entender este proyecto es importante destacar que además de la docencia y la investigación, las universidades realizan labores de “extensión”, que son las que en teoría permiten establecer vínculos entre el conocimiento científico producido en la “torre de marfil” que es la academia y los diversos actores sociales que pueden beneficiarse de este. El Proyecto RED es parte de esa tarea y una muestra de que es posible una articulación entre academia y sociedad civil (en este caso la comunidad escolar) que movilice, entre otras cosas, la apropiación de conocimiento sobre riesgos climáticos.
Aquí se ahondará en la estructura de este proyecto, en el tipo de investigaciones que se llevaron a cabo y especialmente en la forma en que se han puesto los resultados a disposición de un público relativamente amplio.
La investigación escolar y el aprendizaje activo sobre los arroyos
El tema de los arroyos ya estaba presente en los trabajos del colegio desde 1994 pero los profesores Feria y Ching explican que en el año 2001 hubo una reorientación del programa RED y se impulsó una suerte de proyecto de “cultura ciudadana” mediante el que los estudiantes pudieran aprehender mejor su contexto y el colegio pudiera vincularse con la comunidad. Los profesores de la Universidad Nacional sugirieron que se organizara el trabajo en torno a una compleja pregunta: ¿cómo se vive en Barranquilla? Para tal fin, se realizó una encuesta entre los alumnos, tratando de determinar qué temas les parecían más interesantes dentro del gran problema de cómo se vive en la ciudad. Así, surgieron algunas preguntas específicas: ¿Cómo se vive en Barranquilla durante los carnavales? ¿Cómo se vive en Barranquilla en épocas de elecciones? ¿Cómo se vive en Barranquilla durante las épocas de lluvia? ¿Cómo se vive en Barranquilla durante las festividades de fin de año?
Como parte de los encuestados eran niños de entre 9 y 11 años -alumnos de grado quinto y sexto-, estos no tenían tanto interés en el carnaval o las elecciones. Más bien, les impresionaba la temporada invernal y su efecto en los arroyos, pues vivían cerca de Don Juan y experimentaban constantemente el impacto de sus crecidas. De acuerdo con los profesores Feria y Ching, los alumnos debían cruzar un precario puente de madera para llegar al colegio durante la temporada de lluvias y algunas de las familias de los estudiantes se veían afectadas al inundarse sus casas y dañarse sus enseres.
Los docentes involucrados provenían de diversas áreas: inicialmente participaron ocho docentes de ciencias sociales, ciencias naturales, matemáticas y español. El grupo de estudiantes involucrados también era importante: 120 niños de los grados quinto y sexto. Una vez definido el interés académico, se organizaron investigaciones orientadas desde cada área y desarrolladas en las aulas o en campo: por ejemplo, desde ciencias sociales los estudiantes elaboraron croquis resultantes de sus desplazamientos por el arroyo y efectuaron lecturas sobre otras ciudades con la misma problemática, con el fin de explorar posibles formas de intervención; como parte de las prácticas de matemáticas y física los estudiantes intentaron, junto con el profesor Feria, calcular el caudal y la velocidad del Don Juan, midiéndola directamente en el arroyo (labor que resultó imposible por las peligrosas velocidades que este alcanza); y, desde el área de lengua castellana los estudiantes elaboraron descripciones, cuentos, canciones e incluso hasta una obra de teatro sobre los arroyos. Lo interesante es que esas investigaciones articulaban el conocimiento de elementos científicos generales, por ejemplo la física de fluidos, con el aprendizaje sobre la problemática local, de tal forma que los estudiantes podían apropiar esos conocimientos de manera contextual y aplicada. En ese sentido, los profesores Feria y Ching destacan las salidas de campo como la actividad más importante del proyecto, al facilitar un conocimiento directo del arroyo, que se obtiene caminándolo, midiéndolo, dibujándolo y narrándolo.
Ahora bien, en cierto punto el proyecto debía articularse con la comunidad, ¿cómo hacerlo? La respuesta se obtuvo precisamente en el año 2001, cuando el profesor Diego Feria empezó a trabajar en el colegio, pues fue él quien algún tiempo después (junto con algunos docentes y alumnos) tuvo la idea de diseñar un sitio web para dar a conocer el aprendizaje adquirido en el proceso “Arroyos de Barranquilla” y sistematizar los resultados de la experiencia pedagógica.
Las TIC como herramienta de aprendizaje sobre riesgos climáticos. La web “arroyos de Barranquilla”
El profesor Feria cuenta que cuando él llegó al colegio, hace más de diez años, apenas el 4% o el 5% de los docentes tenía las habilidades necesarias para manejar un computador. Sin embargo, al plantear el problema de “cómo entregar y dar a conocer los resultados del mismo a la comunidad educativa de la institución y a todas aquellas personas que desearan acercarse a este proceso” (2), los docentes entendieron que la ausencia de canales de comunicación (con los demás estudiantes y con la comunidad en general) estancaba su aporte en la construcción de una “cultura de arroyos”, que es básicamente la toma de consciencia (a nivel social y político) sobre la importancia de la problemática y de iniciar acciones para enfrentarla. Como el colegio no disponía de una publicación para distribuir entre el público ni recursos para hacerlo, y el único material disponible era un periódico escolar que se editaba de cuando en cuando, sin regularidad, una página web resultó ser la mejor opción.
Resulta interesante el doble propósito que cumple la página: por un lado, sirve para integrar las TIC en los procesos de enseñanza, tal como lo plantea la Ley General de Educación, y por el otro, se constituye en una estrategia de apropiación social de la ciencia por parte de la población barranquillera. Sobre el primer punto puede decirse que profesores y alumnos trabajaron conjuntamente en la creación de la página web: se pretendía promover la apropiación por parte de docentes y educandos de las tecnologías de información y comunicación (TIC), con el fin de que pudieran integrarlas en una formación integral que respondiera a los retos de la “sociedad del conocimiento”, a través de la sistematización de los resultados de un proceso pedagógico de varios años. Y respecto al segundo punto es necesario señalar que su propósito principal era superar el olvido en que tanto los gobiernos locales como los mismos ciudadanos han tenido el problema de los arroyos, dando a conocer sus causas, efectos y posibles soluciones desde una perspectiva científica pero de fácil acceso para lectores sin formación académica (para mayor detalle, en la web “Arroyos de Barranquilla” se han sistematizado todas las experiencias pedagógicas del proyecto(3)).
Esta web es un valioso producto de “divulgación científica” o “apropiación social de la ciencia” que fue elaborado por una comunidad escolar interesada en que sus coterráneos conocieran las dimensiones científicas, sociales y políticas de un riesgo climático de alto impacto para la ciudad. Su importancia radica en que no abordó el problema únicamente desde el punto de vista técnico, pues se construyeron explicaciones que involucraban la cultura, las condiciones de desarrollo, los procesos de planificación territorial y la acción del gobierno local. Pero no solo eso. El proyecto entendió que los arroyos son un problema histórico: por esa razón la página ofrece, además de la revisión bibliográfica y documental que han hecho los estudiantes, información académica sobre la conformación de la ciudad de Barranquilla y su sistema de acueducto y alcantarillado (sanitario y pluvial) para que los lectores puedan comprender cabalmente el origen de los arroyos.
Finalmente, aunque el colegio no ha hecho estudios sobre el impacto de la página en los barranquilleros o más específicamente, en la comunidad aledaña al Don Juan, es destacable que al digitar juntas las palabras “arroyos” y “barranquilla” en google esta sea la primera página que ofrece el buscador a sus usuarios. Esto no es una prueba de impacto pero sí indica el alcance que tiene la página.
¿En qué va el proyecto? ¿Qué sigue? ¿Qué se aprendió?
Según los profesores Feria y Ching la cantidad de alumnos involucrados en el proyecto ha disminuido ostensiblemente, pues de 120 alumnos se ha pasado a tan solo ocho actualmente. Sin embargo, el trabajo sigue y las propuestas son interesantes. La primera es continuar con la reconstrucción de la memoria histórica de los arroyos, ya que en el trabajo de la primera promoción de estudiantes se logró recopilar información que abarca desde principios del siglo XX hasta 1980 y ahora se espera ampliar la indagación hasta la primera década del siglo XXI. Y la segunda es crear mapas de rutas alternativas para que en la época de lluvias se puedan evitar los arroyos; la idea es usar el conocimiento práctico de taxistas (padres de algunos estudiantes) que han esquivado los arroyos durante años y sistematizarlo usando las opciones que ofrece Google Earth.
El proyecto no está precisamente en su etapa más activa pero ha generado valiosos aprendizajes en sus más de 10 años de funcionamiento. Por un lado, toda una generación de estudiantes ha aprendido activamente sobre el arroyo que los circunda y lo ha hecho a la par que adquirían conocimientos científicos, sociales, tecnológicos y hasta literarios más generales. Y por el otro, el proyecto ha facilitado la integración de las TIC en la labor de enseñanza. Ese valioso y constante trabajo ha sido premiado a nivel nacional: en el año 2005 “arroyos de Barranquilla” fue reconocido en la IX Feria de la Ciencia, Expociencia Juvenil, un evento organizado por la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia (ACAC), especialmente por el trabajo adelantado en la reconstrucción de la memoria histórica de los arroyos. Finalmente, como “Arroyos de Barranquilla” ha ganado cierto reconocimiento social ha sido incluido como proyecto institucional del colegio y por tanto tiene garantizada su continuidad, en términos de recursos y apoyo de las directivas.
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Enfrentar temas como el cambio climático requiere de una fuerte apropiación social de la ciencia, de tal forma que las personas no solo estén informadas sino que puedan participar en la toma de decisiones o transformen prácticas culturales y las dirijan hacia la adaptación. Como es sabido, el cambio climático es un tema signado por la incertidumbre, de tal suerte que la explicación oficial del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) suele ser impugnada por científicos que creen que el aumento de la temperatura en años recientes se debe a ciclos naturales y no a la acción del hombre. De igual forma, aun cuando se acepta el cambio climático como una realidad sustentada en la evidencia científica, no siempre es muy claro cómo debe gestionarse (de ahí las múltiples estrategias de mitigación y adaptación). Algunos autores han señalado que ante temas como este nos encontramos en una situación de “ciencia posnormal” (4), es decir, aquella en la que hay incertidumbre, conflictos de valores e intereses contrapuestos (que es claramente la situación en cualquier tema que involucre el riesgo) y por tanto el método científico estándar, donde la ciencia se construye aisladamente en el laboratorio y luego, después de terminada, se traslada a la sociedad, sencillamente no funciona. Esos autores proponen métodos colaborativos en los que diversos actores, científicos o no, puedan participar en la construcción de conocimiento sobre un problema relevante.
Aunque el proyecto “Arroyos de Barranquilla” no está orientado directamente hacia el tema de cambio climático, al abordar un riesgo local ocasionado por las lluvias si contribuye indirectamente a enfrentarlo; así mismo, no debe olvidarse que eventos climáticos extremos como este pueden convertirse en un problema para otras ciudades en el futuro, y por tanto la divulgación de la iniciativa no solo es pertinente para Barranquilla. El esquema de trabajo de esa propuesta corresponde a la idea de “ciencia posnormal”, pues las investigaciones son realizadas de forma colaborativa entre “expertos” (los docentes) y “legos” (los alumnos) con el fin de entender y proponer soluciones a un riesgo climático que afecta al conjunto de la población barranquillera. El proyecto también busca salir del aula y llevar los conocimientos adquiridos a la ciudadanía, a través de las TIC, e incluso se tiene proyectado realizar investigación conjunta entre miembros de la comunidad (los taxistas) y la institución educativa para promover una forma básica de “alerta temprana” (las rutas seguras). El mismo origen del proyecto, ligado a la relación entre Universidad y Escuela, muestra que la articulación entre diferentes actores sociales es clave en la construcción de conocimiento sobre los riesgos climáticos. En el caso concreto de la educación ambiental en los colegios el proyecto Arroyos de Barranquilla demuestra que los temas ambientales, incluyendo el cambio climático, se apropian de mejor manera cuando se hace del estudiante un investigador en potencia y no solamente un ente pasivo que recibe conocimiento ya producido. Esto mismo podría funcionar en otras regiones y contextos, en los que no solo estudiantes sino también ciudadanos podrían participar en investigaciones conjuntas con científicos para producir conocimiento sobre riesgos climáticos locales e incluso idear soluciones para enfrentarlos.
Bibliographyy
NOTAS
(1) www.humanas.unal.edu.co/red/, consultado el 16 de julio de 2013.
(2) www.arroyosdebarranquilla.co/nosotros/antecedentes, consultado el 19 de julio de 2013.
(3) www.arroyosdebarranquilla.co/pedagogia/interdiciplinar, consultado el 19 de julio de 2013.
(4) Funtowicz y Ravetz, 2000, books.google.com.co/books?id=uoY8YGvNaW8C&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false, consultado el 25 de julio de 2013.
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