Experience

La primera Vía Lenta de Colombia

De cómo una carretera se convirtió en una estrategia urbana de mitigación al cambio climático

By Angela Vejarano

May 11, 2013

La Vía Lenta de la que trata la presente ficha, es una carretera de ladera que conecta la ciudad de Pereira con el municipio de Marsella en el departamento de Risaralda, al occidente de Colombia. Después de múltiples temporadas invernales desde 2008, esta vía quedó intransitable en numerosas ocasiones por cuenta de los derrumbes y deslizamientos de tierra que la sepultaban. Ante este panorama, un grupo de ciudadanos decidió conformarse como la Sociedad de Mejoras Públicas de Marsella para tomar acciones que resolvieran o controlaran la problemática a través de un Modelo de Gestión Vial Integral. Al concebir que la causa de las fuertes temporadas invernales y los consecuentes deslizamientos de tierra se debieran al cambio climático, la gestión de la Sociedad se dirige hacia estrategias que promuevan la mitigación y adaptación a este fenómeno. Así, en 2012 su trabajo fue reconocido al ganar el Primer Concurso Nacional de Estrategias Urbanas para la Mitigación del Cambio Climático. A continuación, se presenta la forma en que esta carretera se ha convertido en una estrategia de mitigación, los factores que influyen en su éxito y su proyección a futuro.

Esta experiencia presenta una acción ciudadana frente al cambio climático y evidencia cómo una carretera puede convertirse en un lugar de recreación y de sensibilización al medio ambiente.

Table of content

En el marco del proyecto “Ciudades colombianas y cambio climático”, trabajado en conjunto con la Agencia Francesa para el Desarrollo, Fedesarrollo y la Fundación Ciudad Humana; el Instituto de Investigación y Debate sobre Gobernanza (IRG) identificó diferentes experiencias que aportan a la reflexión sobre la adaptación y/o mitigación del cambio climático. La Vía Lenta fue una de ellas, pues es un proyecto de iniciativa ciudadana que busca consolidar la carretera que conecta los municipios de Pereira y Marsella (Colombia) como un espacio de esparcimiento y cuidado ambiental, resiliente al Cambio Climático mediante diferentes estrategias que involucran tanto a la ciudadanía como a actores privados y estatales.

 

Risaralda es un departamento de Colombia que se encuentra dividido por catorce municipios diferentes, entre ellos, su capital Pereira y el municipio de Marsella. Estas dos entidades territoriales están separadas por 30 kilómetros de distancia, los cuales se recorren a través de una carretera que se caracteriza, entre otras cosas, por las cerca de 360 curvas que la componen. Si bien lo anterior haría pensar que el viaje por esta vía es tedioso, lo cierto es que desde ella puede apreciarse el paisaje por el que se conoce el Eje Cafetero, región geográficamente delimitada y conformada por numerosas elevaciones y montañas que propician el cultivo del café. Así, esta carretera se consolida como una vía de ladera, pues atraviesa de forma perpendicular el declive propio de las montañas por las que pasa. Esta característica aumenta el riesgo de que la vía quede sepultada por derrumbes y deslizamientos de tierra por cuenta de movimientos sísmicos o altos niveles de precipitación, por ejemplo.

Efectivamente, desde hace más o menos seis años Colombia ha sido golpeada por temporadas invernales fuertes, que han dejado como resultado un gran número de damnificados, vastas áreas de cultivos inundadas, y una cantidad importante de carreteras deterioradas e intransitables. La vía que comunica a Pereira con Marsella no fue la excepción, y en numerosas ocasiones los organismos competentes tuvieron que descongestionarla de los grandes volúmenes de tierra provenientes de las zonas altas de las montañas, con el fin de reactivar la conexión entre ambas ciudades. Esta situación incentivó la acción de un grupo de ciudadanos, en su mayoría pensionados del municipio de Marsella. Con el objetivo de crear un Modelo de Gestión Vial Integral que atajara los problemas de la carretera desde diferentes frentes, este grupo reactivó la Sociedad de Mejoras Públicas de Marsella, creada en el año de 1923, pero inactiva desde hacía aproximadamente ochenta años.

Las Sociedades de Mejoras Públicas existen en Colombia desde principios del siglo XX, y en el año 2008 fueron regularizadas por la emisión de la Ley 1217 que las define como entidades autónomas, privadas y sin ánimo de lucro; que “ejercen sus funciones como consultoras de la administración municipal en defensa del espacio público, del medio ambiente y del patrimonio cultural”, todo ello en procura de la promoción y conformación de la conciencia cívica que armonizaría las ciudades y sus poblaciones. Así mismo, las Sociedades de Mejoras Públicas deben ser integradas por al menos diez (10) ciudadanos de reconocido espíritu cívico, que deberán llevar a la práctica los principios de la Institución. En el caso de la Sociedad de Mejoras Públicas de Marsella, su conformación refleja una gran diversidad de actores con diferentes ocupaciones (arquitectos, contadores, ingenieros, funcionarios públicos, entre otros), rangos de edad y tendencias políticas. En total, son aproximadamente veintiocho (28) los ciudadanos que se organizaron en 2009 para la reactivación de esta Sociedad, y que actualmente dedican tiempo voluntario al propósito del Modelo de Gestión Vial Integral.

Este Modelo concibe la vía Pereira-Marsella más allá del asfalto, y reconoce la importancia de las variables ambientales y sociales que la rodean. De esta manera, se entiende que las problemáticas de pobreza de los habitantes de la zona aledaña a la carretera y sus prácticas cotidianas tienen una relación estrecha con la posibilidad de mitigar o adaptarse a las causas de deterioro de la vía. La mayoría de estos habitantes son campesinos o comerciantes que aprovechan el tránsito en la carretera para ofrecer sus productos y servicios. La zona es conocida, sobretodo, por la venta del sancocho de gallina, un caldo hecho con tubérculos, frutos y, por supuesto, el ave de campo. Esta característica suscitó la idea de realizar un Festival de la Gallina que promoviera la apropiación social y el turismo en la zona. Con el tiempo, las ideas de los movimientos «slow food» y «cittaslow», empezaron a adoptarse en la gestión de otros proyectos que la Sociedad tenía pensado implementar. La idea era que la carretera fuese vista como una zona de descanso y de turismo, donde las personas pudieran estacionarse para disfrutar del paisaje y aprovechar las ofertas gastronómicas de sus restaurantes, de manera que lo tradicional empezara a valorarse. Así mismo, otra de las acciones que la Sociedad planeaba era la auto-sostenibilidad de estos restaurantes a través del cultivo de los ingredientes propios de sus productos. De esta manera, surgió la idea de denominar a la carretera que comunica a Pereira con Marsella como “Vía Lenta” («slow way», sería en inglés).

De forma paralela a estas estrategias que buscaban promover el turismo y la apropiación y autogestión del territorio, la Sociedad de Mejoras Públicas de Marsella comprendía que el cambio climático era la razón de fondo que explicaba los derrumbes y deslizamientos en la vía, pues este fenómeno generaba las fuertes e inesperadas precipitaciones en la región. Así, desde 2010 sus miembros organizaron el “Primer Encuentro de Vías de Ladera y cambio climático”, el “Primer Seminario de Erosión y Cambio Climático” y la conferencia “El Paisaje Cultural Cafetero desde la Perspectiva del Cambio Climático”. En el primero de estos eventos, se llegó a un acuerdo con la Universidad Tecnológica de Pereira y el Comité Departamental de Cafeteros, consistente en la creación de un Bono Cívico que proveyera los recursos necesarios para contratar a personas que se encargarían del buen mantenimiento de la Vía. El dinero que se logró recaudar gracias al apoyo de la ciudadanía con la compra de bonos, sirvió no sólo para contar con dos trabajadores que laboraban en la limpieza y cuidado de la vía, sino también para realizar capacitaciones sobre el buen uso del suelo y para publicar volantes y cartillas de sensibilización.

Es necesario detenerse un momento para conocer más sobre el nacimiento de la idea de este Bono Cívico. Marsella es históricamente conocida por su preocupación y dedicación al cuidado de la dimensión ambiental que la rodea. Tiene el título de Municipio Verde de Colombia y obtuvo el Premio Global 500 de la Organización de Naciones Unidas, debido a que uno de sus habitantes, señor Manuel Salazar, lideraba el proceso de siembra de un árbol cada día en el municipio. No obstante, las estrategias de conservación forestal se remontan al año 1979, cuando el municipio empezó a padecer altos niveles de escasez de agua, lo que suscitó que se empezara a promocionar y vender el “Bono del Agua” mediante la Resolución municipal 002 de ese mismo año. El Bono era un documento de carácter cívico que podía ser adquirido de forma voluntaria por parte de los ciudadanos a un muy bajo precio. Los recursos que se lograron recaudar fueron destinados a la compra de predios cerca a la quebrada La Lonja, próxima a lo que ahora se conoce como la Vía Lenta. Estos predios y fincas, entonces, fueron adquiridos por la Alcaldía del municipio y se dejaron a merced de la Naturaleza, actuando como zonas de conservación forestal que prevenían el secado de la Cuenca.

De esta experiencia, la actual Sociedad de Mejoras Públicas de Marsella tomó la idea en 2011 del Bono Cívico que ha posibilitado el mantenimiento de la vía. Más adelante, en Octubre de 2012, la Universidad de los Andes y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, lanzaron el Primer Concurso Nacional de Estrategias Urbanas para la Mitigación de Cambio Climático. La Sociedad decidió postularse con un proyecto que, por supuesto, se enfocó mucho más hacia las soluciones de mitigación del cambio climático que podían empezar a adelantarse en la Vía Lenta, pero sin perder de vista las acciones integrales que comprendían el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes que vivían en su borde.

El Proyecto que se presentó al concurso actualmente es usado por la Sociedad como su plan de acción. Se compone de trece (13) diferentes actividades, entre las que se destacan a propósito de la mitigación al cambio climático: la capacitación de conductores de servicio público de la Cooperativa de Transportadores de Marsella para el ahorro de combustible y reducción de emisión de gases a través del manejo de revoluciones constantes en los vehículos; realización de campañas para promover el uso de carros compartidos y de autobuses; adelanto de un estudio y formación de un “Distrito de Manejo Integrado de Suelos”, de manera que el uso del territorio sea propicio para la protección de la carretera de ladera, lo que implica cambiar -por ejemplo- prácticas ganaderas por el cultivo de coberturas vegetales que amarren y protejan la Vía; siembra de un millón de árboles y dotación de fogones eficientes para los restaurantes y casas donde se usa, principalmente, fogones de leña; acercamiento a la revisión del Plan Básico de Ordenamiento Territorial para promover la densificación demográfica a lo largo de la Vía y, de esa forma, tener un mejor aprovechamiento del transporte público; y construcción de biodigestores en las porcícolas ubicadas alrededor de la Vía, lo que ayudaría a que el metano sea aprovechado en las cocinas de los mismos propietarios de las porcícolas. Algunas de estas actividades se están empezando a implementar, mientras otras se encuentran todavía en la fase de formulación. La Sociedad de Mejoras Públicas de Marsella se reúne cada dos meses para hacer seguimiento de lo que se va adelantando.

A pesar de que el proyecto enviado al Concurso Nacional de Estrategias Urbanas para la Mitigación de Cambio Climático fue presentado como una iniciativa de Marsella y que ocupó el primer lugar en la Categoría 1 (Municipios de menos de 30.000 habitantes) en Diciembre de 2012, la Sociedad aún se encuentra a la espera del apoyo técnico que supondría este premio. Por otro lado, si bien en 2011 la Gobernación de Risaralda y la Alcaldía de Marsella aportaron en el mantenimiento de la Vía con la contratación de otros cinco trabajadores, actualmente no se cuenta con este apoyo debido a causas financieras y administrativas. Así mismo, la Sociedad espera que otras instituciones -incluida la Alcaldía de Pereira- se incorporen al Modelo de Gestión Vial Integral, a través de apoyo no necesariamente monetario, sino en trabajo, gestión y acompañamiento también.

En cualquier caso, la Sociedad de Mejoras Públicas de Marsella tiene claro que la clave de sus logros y del cumplimiento de las metas que tiene a futuro, es que el proyecto de la Vía Lenta se gesta y desarrolla desde la sociedad civil, lo que le da independencia y autonomía frente a las dinámicas políticas que puedan haber entre las administraciones locales. Esto hace que los miembros de la Sociedad consideren que la experiencia de la “Vía Lenta” o “Modelo de Gestión Vial Integral” pueda ser replicada en cualquier otro lugar con las mismas necesidades.

Comments

Colombia es un país que se encuentra atravesado por tres cordilleras; específicamente, el departamento de Risaralda es bordeado por las cordilleras Central y Occidental, de ahí que el complejo montañoso en que se encuentra ubicada Pereira obligue a que ésta sea conectada con otros municipios a través de vías de ladera. Además de los fuertes inviernos y la evidente vulnerabilidad que se tiene frente a derrumbes y deslizamientos de tierra, especialmente perjudiciales para este tipo de carreteras; se suma el problema de las constantes irregularidades en la contratación de agentes privados para la construcción o reparación de vías, y la exigua acción del sector público en el tema.

Ante estos aspectos estructurales que explican, en cierta medida, el déficit en la red vial que afronta el país, resulta valioso e interesante observar una iniciativa que proviene desde la ciudadanía en torno al cuidado de una carretera. Los logros que hasta ahora ha conseguido la Sociedad de Mejoras Públicas de Marsella pueden comprenderse si se mira con cuidado los factores específicos que los han propiciado. En primer lugar, Marsella es un municipio con una trayectoria importante sobre conservación forestal. Existe allí la cultura por el cuidado de los recursos naturales porque se entiende que su extinción afecta el bienestar de la población. Por otro lado, Marsella es un municipio bastante pequeño, de menos de 30.000 habitantes. En lugares con bajos índices demográficos, es común que sus habitantes se conozcan entre sí y tengan relaciones familiares o de amistad con la mayoría de los demás pobladores. Esto genera lazos de confianza entre los habitantes de la zona y posibilita una mejor efectividad de la difusión de iniciativas como el Modelo de Gestión Vial Integral. Lo anterior podría explicar el éxito de la promoción del Bono Cívico, por el cual los ciudadanos donaron una suma de dinero voluntariamente a una actividad que estaba por ponerse en marcha (contratación de trabajadores que se encargaran del cuidado de la Vía). Finalmente, la Sociedad de Mejoras Públicas de Marsella no ha sido ajena al contacto con entidades como la Gobernación, la Universidad Tecnológica de Pereira, el Servicio Nacional de Aprendizaje-SENA o la Alcaldía de Marsella. Las buenas relaciones con otros agentes y el planteamiento de necesidades concretas (v.g. capacitaciones a conductores, contratación de trabajadores) que no giren en torno al típico llamado de inyección de capital, crean un clima de seriedad y credibilidad que aumenta la disposición de terceros a aportar en la iniciativa.

Pese a que la autonomía e independencia de la Sociedad frente al cambio de gobernantes o a las prioridades de diferentes administraciones locales sea una ventaja para la continuidad de la experiencia, es innegable que la acción de agentes políticos aumentaría las posibilidades de éxito en los proyectos y la velocidad con que se conseguirían resultados. Esto, no sólo por las ventajas presupuestales que podría tener una Alcaldía, sino también por la posibilidad de que determinadas actividades se conviertan en política pública. La normatividad es más sólida y fuerte cuando cuenta con la legitimidad de quienes la acogen, y cuando su sustento se encuentra en el trabajo y muestras de interés previos por parte de la ciudadanía.

Siguiendo con el tema de la relación con agentes políticos, es importante anotar que a pesar de que la Vía Lenta comunica Pereira con Marsella y que la capital risaraldense tiene jurisdicción sobre la mitad del tramo de la misma, la Alcaldía de Pereira no ha estado involucrada en ninguna etapa de la iniciativa. La Vía Lenta ha sido gestionada y representada desde la ciudadanía marsellesa únicamente. De esta manera, la relación de esta experiencia con nuestro estudio de estrategias hacia el cambio climático en Pereira, se basa no sólo en que la Vía Lenta es uno de los conectores de la ciudad hacia otros municipios, sino en que precisamente no hay involucramiento de la Administración en el Modelo de Gestión Vial Integral. Cabe preguntarse, entonces, qué papel tendría la Alcaldía de Pereira si decide articular sus acciones con una iniciativa que ya tiene trabajo adelantado.

Por otro lado, sería necesario realizar un estudio técnico para medir los resultados en la reducción de carbono al tiempo que se materialicen las actividades formuladas por la Sociedad, con el fin de obtener deducciones cuantitativas sobre la efectividad las mismas. Sin embargo, de forma independiente a la posibilidad de aplicación de este estudio, puede afirmarse que la estrategia de la Vía Lenta aporta a la mitigación del cambio climático en tanto que promueve una conversión en los patrones de consumo y productividad de los habitantes y transeúntes de la zona. Es éste un paso vital para la consolidación de una ciudadanía informada que comprenda la problemática del cambio climático y actúe consecuentemente.

Ahora bien, más allá de los avances que se logren en la ciudadanía, es necesario contar con las demás soluciones estructurales que se tienen formuladas. Específicamente, aquellas relacionadas con el ordenamiento territorial de la zona y “Distrito de Manejo Integrado de Suelos”. Si se problematizan estas actividades propuestas, surgen preguntas como ¿la densificación demográfica de la zona que bordea la Vía, acaso no aumentaría los niveles de vulnerabilidad y riesgo?, ¿de qué manera se articularía el Plan Básico de Ordenamiento Territorial de Marsella con el Plan de Ordenamiento Territorial de Pereira, considerando que la jurisdicción de la Vía es compartida?, ¿qué tipo de cultivos serían los apropiados para mitigar los riesgos de derrumbes y deslizamientos?, ¿de qué manera podría llevarse a cabo esa transición de ganadería o cultivos, hacia la siembra de coberturas vegetales que amarren y protejan las laderas? Es allí cuando se necesita el apoyo técnico de instituciones académicas que soporten y guíen el trabajo de la Sociedad. El papel de la academia es fundamental para la aplicación efectiva de las estrategias de mitigación y adaptación formuladas.

Finalmente, se resalta la calidad autónoma y cívica de esta experiencia. Ello es, sin duda, su principal fortaleza, pues ha propiciado los avances logrados y seguramente los que se lograrán en el futuro. En este sentido, es importante que para la réplica de esta experiencia en otros lugares, sean tenidos en cuenta los factores históricos, demográficos y sociales que generaron un contexto específico para la reactivación y trabajo de la Sociedad de Mejoras Públicas de Marsella.

Bibliographyy

 

See also