Colloquium

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Se parte de la idea que el populismo hace parte constitutiva tanto de la modernidad como de la democracia. A partir de ahí, el autor se interroga sobre las relaciones entre el populismo y la democracia liberal. La discusión principal es saber a que punto los nuevos movimientos que han surgido en la región andina (círculos bolivarianos, moviemientos indigenas) constituyen una alternativa a la democracia política formal de blancos y mestizos. La respuesta no es tan evidente en la medida en que mirando de cerca los círculos bolivarianos y otros movimientos chavistas se puede decir que son experiencias participativas importantes pero con poca autonomía. En este sentido faltan estudios que muestren si estos movimientos son realmente nuevas formas de participación o típicos populismos de tipo plebiscitario. En el caso del movimiento indigena en el Ecuador se observa una participación de todos y consensos, por ejemplo, en las reuniones de cabildos. Sin embargo, lo que se debe evaluar aquí es si estas nuevas formas de articulación potencializan una verdadera participación política y no se convierten en una manera de callar voces e ideologias diferentes bajo la forma de una participación directa. No siempre una movilización populista permite una verdadera movilización de la sociedad. De igual manera, no siempre el populismo regenera la democracia, según las experiencias en América latina puede también amenazarla. Sin embargo, el autor aclara que el populismo hace parte constitutiva de la democracia y en ese sentido lo que está en juego aquí es que mismo es la democracia.

 

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