Las relaciones entre Bolivia y Venezuela han aumentado de manera considerable desde el 2006 dentro del marco del ALBA (Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe). Esto se percibe a través de una proliferación de acuerdos bilaterales en una gran cantidad de temas y una mayor presencia venezolana en Bolivia bajo la forma de cooperación financiera y asesoría energética. El acercamiento entre los dos países responde a una convergencia de intereses en la política exterior de Hugo Chávez y de Evo Morales, centrada en la inserción “hacia adentro”, o sea hacia América latina. El esquema del ALBA, del cual hacen parte Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia, podría configurar un nuevo modelo de integración regional en la medida en que no toma como punto de partida la integración comercial sino la lucha contra la pobreza, privilegiando el intercambio en temas sociales, culturales y educativos. Cabe sin embargo preguntarse en que medida las actuales relaciones entre estos países no obedecen a una relación subordinada de Bolivia hacia Venezuela dado el liderazgo y el agregado petrolero de este país. De la misma manera el gran desafío del ALBA es consolidarse en el tiempo como un verdadero proceso de integración, lo que implicaría, entre otras cosas, que a nivel interno Evo Morales pueda llevar a cabo su proyecto de refundación del país a través de la asamblea constituyente.