Experienca
Cuando los jóvenes se comprometen en temas medioambientales
Una mirada a algunas formas de participación juvenil en Cartagena
Por Edisson Aguilar
11 de julio de 2013Programa Coproducción de la acción pública
Cuaderno Ciudades colombianas y cambio climático
Palabras clave :Las iniciativas de algunas organizaciones juveniles de Cartagena para hacer frente al cambio climático ilustran la importancia de la participación social en procesos de adaptación; aquí se esbozarán algunos de sus potencialidades y retos, a partir del ejemplo de la Red de Jóvenes de Ambiente y Pulso Verde, que nacen como resultado de una declaración sobre el cambio climático que realizaron un grupo considerable de jóvenes cartageneros, en el año 2009. La participación de los jóvenes cartageneros en temas de cambio climático muestra que su gestión no es únicamente un asunto de experticia sino de la incidencia ciudadana a la hora de exigir rendición de cuentas y asunción de responsabilidades a los gobernantes.
Contenido
En el marco del proyecto “Ciudades colombianas y cambio climático”, trabajado en conjunto con la Agencia Francesa para el Desarrollo, Fedesarrollo y la Fundación Ciudad Humana; el Instituto de Investigación y Debate sobre la Gobernanza (IRG) identificó diferentes experiencias que aportan a la reflexión sobre la adaptación y/o mitigación del cambio climático. La participación de los jóvenes cartageneros en temas de cambio climático es una de ellas, ya que muestra que su gestión no es únicamente un asunto de experticia sino de la incidencia ciudadana a la hora de exigir rendición de cuentas y asunción de responsabilidades a los gobernantes.
Cartagena es una de las ciudades costeras más importantes de Colombia. Ubicada en el departamento de Bolívar, al norte del país, y conocida popularmente como la “Ciudad Heroica”, actualmente es el destino turístico más importante de la región Caribe. También se ha posicionado como sede de eventos culturales de importancia local e internacional y, en años recientes, su industria ha crecido considerablemente (especialmente en químicos e hidrocarburos). Pero a pesar de su importancia turística e industrial se trata de una ciudad que enfrenta enormes retos en términos de equidad social y manejo de riesgos climáticos. Sobre el primer tema, es necesario mencionar que para el año 2011 la ciudad tenía un nivel de pobreza de 33,4%1. Y en cuanto al segundo punto, es importante señalar que la ciudad enfrenta serias amenazas como el aumento en el nivel del mar (ANM) y el aumento en la frecuencia de lluvias intensas; estos fenómenos naturales incrementan los riesgos de inundación, salinización de acuíferos, remoción en masa y erosión costera. Una combinación de vulnerabilidades socio-económicas y vulnerabilidades estructurales, político-administrativas y de capacidades científico-técnicas, hace débil a la ciudad a la hora de enfrentar los efectos presentes y futuros del cambio climático, más aún si se tiene en cuenta que su población es de aproximadamente 956.181 habitantes (ubicados en su mayoría en áreas urbanas) y recibe una creciente cifra de casi 500 mil turistas al año2. Ahora bien, la población joven de Cartagena asciende a 223.924 personas entre los 14 y 26 años, quienes representan el 24,0% de la población total del Distrito, hecho que muestra su relevancia demográfica; esta cifra es similar a la del departamento de Bolívar (24,2%) y superior a la nacional (23,8%) y a la de Bogotá (22,9%)3.
En ese contexto las iniciativas para gestionar el cambio climático que provienen de los jóvenes, un grupo demográfico de tal relevancia, son importantes; impulsan el compromiso de sectores sociales que generalmente no están involucrados en temas ambientales y promueven formas de ciudadanía que exigen de sus gobernantes el adoptar medidas concretas en la materia. En Cartagena existen por lo menos tres claros ejemplos de este tipo de propuestas: la declaración de los jóvenes cartageneros frente al cambio climático, la creación de la Red de Jóvenes de Ambiente y el trabajo de la Fundación Pulso Verde. La historia se desarrollará de la siguiente forma: en primer lugar, un repaso de la forma en que se dio la declaración y un breve análisis de lo que proponía; en segundo lugar, una mirada al origen y alcances de estas dos organizaciones; y, en tercer lugar, una reflexión sobre el papel de los jóvenes en la creación de políticas e iniciativas para enfrentar el cambio climático y promover una cultura ambiental responsable.
La Declaración de los Jóvenes de Cartagena Frente al Cambio Climático
Desde el año 2007 varias organizaciones de Cartagena venían trabajando en la formulación de una declaración juvenil sobre cambio climático. El proceso fue liderado por Ecoprogreso, una organización dedicada a la protección de los manglares y que en este caso brindó su asesoría técnica para la construcción de la declaración. Aunque la coordinación estuvo a cargo de Ecoprogreso, otras organizaciones y personas apoyaron la declaración: la Asociación de Egresados de la Universidad de los Andes (UNIANDINOS), el centro de pensamiento para la ciudad de Cartagena, el doctor Rafael Vergara (reconocido ambientalista cartagenero), la Casa Museo Rafael Núñez, el Comité Interinstitucional Departamental de Educación Ambiental (CIDEA), el Consulado de Suiza en Cartagena, la Fundación Ecos y la Casa Mapfre. El lanzamiento de la declaración se llevó a cabo el 15 diciembre del año 2009, de cara a la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP 15), celebrada en Copenhague, Dinamarca.
Las exigencias y los compromisos que ponían de manifiesto los jóvenes cartageneros partían de un diagnóstico serio, basado en un ejercicio académico y en la propia experiencia como habitantes de la ciudad. La declaración inicia con una frase contundente:
“Nosotros, la juventud de Cartagena de Indias, conscientes de la problemática ambiental que afecta a nuestra ciudad, especialmente en relación con el cambio climático, nos pronunciamos con el fin de generar conciencia y compromisos activos en todos los sectores de la ciudad”4.
Un llamamiento al compromiso para empezar. Este compromiso es específico, local, pues se parte de la premisa de que aunque se requieren acuerdos globales las acciones locales no pueden soslayarse. Luego viene el diagnóstico, un diagnóstico que no es puramente físico sino que relaciona el aumento del nivel del mar, la aparición de eventos climáticos extremos, las lluvias, las sequías y otros riesgos, con la pobreza, la salud humana y la seguridad alimentaria. En suma, los jóvenes cartageneros reconocían la estrecha conexión entre cambio climático y desarrollo socio-económico. En esa misma línea, manifestaban su preocupación por los daños que en las playas y arrecifes de coral podría ocasionar la erosión costera y por los efectos que este fenómeno podría tener en el turismo. Entonces, no se trataba simplemente de una preocupación general por el calentamiento global sino por sus efectos en el contexto cartagenero. Por esa razón hacen énfasis en los ecosistemas costeros (corales, manglares) y en los beneficios de tomar acciones preventivas para protegerlos.
Como insumos técnicos los jóvenes usaron un estudio patrocinado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y desarrollado por instituciones como el Observatorio del Caribe Colombiano, el Establecimiento Público Ambiental (EPA) y la Universidad del Pacífico (Perú), que se titulaba “Perspectivas del Medio Ambiente Urbano: GEO Cartagena”5; y, algunos informes del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (IDEAM) donde se hablaba de los efectos que ocasionaría un posible aumento en el nivel del mar de las costas colombianas. Con base en estos insumos señalaron la importancia de que el distrito iniciara actividades de mitigación y adaptación al cambio climático. Además de la clara argumentación científica que tiene la declaración, impacta el fuerte tono en que se denuncian ciertos problemas ambientales (incluso se habla de “delitos ambientales”), como la destrucción del manglar, que asocian al modelo de crecimiento urbano de la ciudad.
La declaración finaliza con una serie de compromisos que asumen los jóvenes firmantes y una lista de exigencias que hacen a sus gobernantes. El primer compromiso es clave, pues dará lugar a la conformación de lo que posteriormente será la Red de Jóvenes de Ambiente de Cartagena: “Conformar una veeduría ciudadana de jóvenes para monitorear al sector público y privado en la implementación de acciones para la mitigación y adaptación al cambio climático”. Los demás compromisos están centrados en la protección de los recursos naturales; en la realización de actividades de promoción ambiental desde sus respectivas instituciones; y, en la presentación de iniciativas para enfrentar el cambio climático en espacios de participación juvenil, con el fin de influir en la política pública. Por su parte, las exigencias al gobierno local pasan por la inversión en proyectos medioambientales; la creación de una estrategia distrital para la mitigación y adaptación al cambio climático; el fortalecimiento de la gestión del riesgo de desastres; la articulación con organizaciones no gubernamentales (ONG), academia y sector privado para promover la innovación en temas medioambientales; la acción pública contra la destrucción y las invasiones en ecosistemas protegidos; y la vinculación del Distrito al programa International Council for Local Environmental Initiative (ICLEI), una red de ciudades comprometidas en procesos de mitigación y adaptación al cambio climático.
Este ejercicio académico y ciudadano tiene particularidades que son interesantes. Por un lado, esta es la única declaración sobre cambio climático que se ha dirigido directamente a un gobierno local, exigiéndole compromisos concretos en la materia. Por el otro lado, es destacable que sean los jóvenes de la ciudad los que se articulen para tratar de incidir en las políticas ambientales locales, especialmente en un contexto como el de Cartagena donde la participación social es baja y la desconfianza en la clase política alcanza niveles considerables. Además, se trató de un evento de alto impacto que incluso fue reseñado por la prensa local6 y nacional y al que asistieron entre otros, representantes de la alcaldía, del Establecimiento Público Ambiental (EPA) y de la Dirección Marítima (DIMAR). Este acto simbólico tenía una intención política clara que consistía en comprometer a diversas instituciones locales en acciones concretas para enfrentar el cambio climático; así lo expresó Viviana Mourra, directora de la Fundación Ecoprogreso, en una nota de prensa que dedicó el diario El Tiempo a la iniciativa:
“Es la primera vez que un grupo de ciudadanos jóvenes convoca a las fuerzas vivas de la ciudad para que se tomen acciones urgentes, estructurales y de largo aliento para afrontar una problemática de la que ya varias comunidades están siendo víctima (…) Este se convierte en un primer llamado de urgencia para que el gobierno, autoridades y en general todos los cartageneros asuman este problema con la seriedad que merece y adoptemos medidas urgentes” 7.
Es interesante que en buena medida lo que exigían los jóvenes cartageneros mediante esta declaración, sea lo que posteriormente la ciudad asumió al involucrarse en el proyecto de la Alianza Clima y Desarrollo (CDKN) para construir un plan de adaptación al cambio climático. Es una muestra de que muchas veces las medidas innovadoras provienen de la ciudadanía y, en este caso, de los ciudadanos jóvenes. Sin embargo y tal como se anticipaba al inicio, los compromisos asumidos no se cumplieron y la declaración quedó convertida en un acto simbólico sin efectos en la realidad política local. Pero como se señalaba, esa idea de establecer una veeduría ciudadana a los compromisos firmados resultó clave, pues a partir de allí surgieron alianzas para el trabajo juvenil en temas ambientales, que han perdurado en el tiempo. Es en este punto de la historia donde entran la Red de Jóvenes de Ambiente y la Fundación Pulso Verde.
La Red de Jóvenes de Ambiente, la Fundación Pulso Verde. Iniciativas Ambientales en Cartagena
La Red de Jóvenes de Ambiente fue una agrupación de organizaciones que se conformó en el año 2009, para hacerle veeduría ciudadana al cumplimiento de los acuerdos firmados por las diferentes entidades. Elías García, quien es miembro de la Red y también director de Marketing de Pulso Verde, menciona que la declaración se originó básicamente por el interés y la preocupación de un grupo de jóvenes cartageneros en torno a los efectos del cambio climático y la necesidad de buscarles soluciones, pero que pasado un tiempo muchas de las personas que inicialmente se habían comprometido abandonaron el proceso y finalmente lo acordado tuvo poca trascendencia; lo importante es que esa veeduría que se conformó para hacerle seguimiento a la declaración fue la semilla de la Red de Jóvenes de Ambiente, que es una iniciativa liderada por el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, mediante la que se pretenden crear espacios en los que los jóvenes colombianos se comuniquen y participen en torno a temas ambientales. Los grupos que conforman la red nacional son constituidos por jóvenes de las diferentes ciudades y regiones colombianas, atendiendo a las necesidades y condiciones locales, pero apoyados desde el nivel nacional por el ministerio. En cada contexto los jóvenes se articulan de diversas formas al trabajo ambiental.
Aunque la Red se conforma en 2009, junto con la declaración, es hasta el año 2011 que obtiene reconocimiento oficial por parte del Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible. Al principio eran Pulso Verde y la Corporación Club Ecológico Tecnológico Comfenalco quienes coordinaban la Red, pero posteriormente se han ido uniendo un buen grupo de jóvenes universitarios así como de estudiantes del SENA que han ayudado a fortalecerla. De acuerdo a García, en el crecimiento de la red ha influido la búsqueda de aliados estratégicos como el Establecimiento Público Ambiental (EPA), la Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique (Cardique) y la Universidad de San Buenaventura.
Ahora bien, la declaración no solo dio paso a la creación de la Red, sino que algunas de las ideas contempladas en este documento se convirtieron en proyectos que ha impulsado Pulso Verde, involucrando a un buen número de jóvenes cartageneros; para ellos, el tema de cultura ambiental es clave, especialmente cuando se recuerda que Cartagena tiene un déficit de zonas verdes y de esparcimiento. Al respecto, García menciona algunas iniciativas que se han llevado a cabo: Cartagena Muévete Verde, una propuesta para llamar la atención sobre la relevancia de los medios alternativos de transporte, y en el marco de la cual se hizo la primera versión de “Mejor en BICI”; un proyecto derivado del aprendizaje que se ha producido al visitar ciudades como Medellín o Bogotá, donde existen programas de “ciclovía” (con los que no cuenta Cartagena). En esa primera versión participaron alrededor 400 personas, que salieron a pasear en bicicleta por diferentes lugares de la ciudad. Un efecto importante de la iniciativa es que ha despertado el interés (de instituciones públicas) en la bicicleta como forma de transporte público. También se realiza el Encuentro Ecoverde, un congreso ambiental anual en el que todos los aliados de la fundación hacen aportes económicos; el evento dura tres días y cuenta con una serie de panelistas que hacen presentaciones los dos primeros días, pues en el tercero se presentan los proyectos desarrollados por colegiales, por grupos universitarios e incluso por empresas que desarrollan proyectos sostenibles. Y se adelanta el proyecto “Soñando una Cartagena Verde” en el que se han creado 10 viveros piloto con el fin de sembrar árboles que luego serán plantados en diversos lugares de la ciudad. El lema es “Adopta un Árbol, siembra vida”. Hasta el momento se han hecho cuatro campañas de reforestación y algunas empresas ya están vinculadas al programa. Los viveros funcionan en colegios y universidades. La meta es sembrar mil árboles en zonas uso peatonal y en algunos barrios, de acuerdo a las solicitudes que se reciban. Como el tema de la reforestación requiere conocimientos técnicos especializados se han aliado con el Establecimiento Público Ambiental (EPA), con la empresa Aguas de Cartagena y con la Guardia Ambiental (otro grupo de jóvenes ambientalistas) para llevar a cabo las campañas.
Entonces, puede decirse que a partir del proceso de la declaración de los jóvenes de Cartagena sobre el cambio climático, en apariencia fallido, nació la Red de Jóvenes de Ambiente y se han impulsado diversos proyectos ambientales bajo la dirección de Pulso Verde. Además, son procesos que se han construido con la academia, el sector privado y las entidades públicas; no se trata simplemente de la labor solitaria de algunos jóvenes, sino de esfuerzos por articular a diferentes actores sociales en torno a iniciativas sobre el cambio climático y otras problemáticas ambientales relacionadas, que son jalonados por la misma ciudadanía.
Límites y posibilidades de las acciones ciudadanas de los jóvenes cartageneros
Esta historia inicia con una declaración y termina con otra. En la Cumbre de las Américas celebrada el año pasado en la ciudad de Cartagena, algunos grupos de la sociedad civil se reunieron para debatir ciertos temas de Medio Ambiente. Aunque los gobiernos nacionales no llegaron a mayores acuerdos los jóvenes si lograron un resultado importante: una declaración binacional sobre sostenibilidad que fue firmada por jóvenes ambientalistas de Colombia y Venezuela. Cada grupo de organizaciones redactó una parte de la declaración, con base en sus temáticas particulares, y la presentó a su gobierno local a través de charlas y foros en universidades; posteriormente se redactó y firmó un texto conjunto. Es de destacar que la declaración tuvo el respaldo internacional de un programa juvenil de la Organización de Estados Americanos (OEA) y que todas las organizaciones de Cartagena que firmaron la declaración hacen parte de la Red de Jóvenes de Ambiente (incluyendo a Pulso Verde).
De momento no puede preverse el alcance que tendrá la nueva declaración, pero resulta significativo que organizaciones ambientalistas de Cartagena se pronuncien sobre la sostenibilidad ambiental en un evento como la Cumbre de las Américas y que establezcan vínculos con ONG de otros países para impulsar acciones conjuntas. La Red de Jóvenes Ambientalistas y Pulso Verde constituyen ejemplos de articulación entre la ciudadanía y los gobiernos nacional -Ministerio de Medio Ambiente- y local -Alcaldía, EPA. Un ejemplo concreto es que recientemente Pulso Verde ganó una convocatoria de la alcaldía para desarrollar un proyecto sobre permacultura que está dirigido a la población afro e indígena, y se compone de cuatro fases: agroindustria (producción limpia), bioconstrucción (casas con material reutilizable), reciclaje y ecoturismo (en este último punto la idea es que Pulso Verde financie cuatro empresas diseñadas por las comunidades beneficiarias).
Todo esto nos habla de las posibilidades que tienen actualmente los jóvenes cartageneros para influenciar las políticas ambientales de la ciudad a través de ejercicios como la declaración de la Cumbre; sin embargo, en el caso de Cartagena la participación social tiene límites impuestos por un contexto político local marcado por la inestabilidad y la desconfianza de buena parte de los ciudadanos hacia sus gobernantes, como lo han señalado recientes encuestas de opinión8. Y aunque las iniciativas de la Red de Jóvenes de Ambiente y Pulso Verde no dependen estrictamente de la dinámica electoral de la ciudad, temas prioritarios para los cartageneros como la inseguridad, el desempleo, la mala ejecución de las obras públicas y la corrupción podrían opacar las problemáticas ambientales y limitar el apoyo público que su trabajo recibe; así mismo, el cambio de alcalde en estas elecciones atípicas deja en la incertidumbre el respaldo más o menos consistente que han tenido temas como el cambio climático, a través del proyecto de CDKN. Sin duda el trabajo de la Red de Jóvenes de Ambiente y Pulso Verde continuará, pero sus posibilidades reales de incidir en las políticas ambientales locales son inciertas.
Comentarios
La participación social y más concretamente la participación juvenil en temas ambientales tiene varios niveles. Un primer nivel es el que parte de un interés básico y quizá desarticulado en el “ambiente”, que resulta un concepto más bien etéreo que engloba todo aquello que está relacionado con los recursos naturales. Un segundo nivel es el que articula ese interés básico con la ejecución de iniciativas que ya tienen una cierta dirección y enfoque y de las que se esperan resultados concretos a futuro; aquí podría mencionarse el caso de la declaración de los jóvenes de Cartagena frente al cambio climático, que partía de un diagnóstico ambiental de la ciudad, contaba con el apoyo de organizaciones ya conformadas y pretendía comprometer a las autoridades locales a tomar medidas concretas para mitigar y adaptarse al cambio climático. Y un tercer nivel podría pensarse cuando el trabajo en temas ambientales se consolida, es decir, se hace estable en el tiempo y ya no se trata simplemente del esfuerzo de organizaciones desarticuladas sino que involucra a actores públicos, privados y sociales; este es el caso del desarrollo actual de la Red de Jóvenes de Ambiente y de las iniciativas que Pulso Verde ejecuta en alianza con diversos actores sociales.
Algo que resulta clave de la participación de los jóvenes cartageneros en temas ambientales es que se trata de un trabajo de conformación de “redes”. La Red de Jóvenes de Ambiente articula a diversas organizaciones sociales de Cartagena, cada una con sus propios objetivos, pero cuyos intereses confluyen a la hora de impulsar iniciativas ambientales de importancia para la ciudad; así mismo, la Red de Cartagena hace parte de la Red Nacional de Jóvenes de Ambiente, que agrupa a las redes de los diferentes departamentos y ciudades colombianas. A su vez, dichas redes tienen el apoyo de una institución que cuenta con poder y recursos y por ende confiere estabilidad a la red: el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible. Cada red local tiene su propia dinámica y sus temáticas varían de acuerdo a las problemáticas ambientales que enfrenta cada territorio; para el caso de Cartagena, los efectos del cambio climático resultaron más apremiantes y por eso decidieron posicionar el tema en la agenda pública. El tema de cambio climático funcionó allí como una especie de “disparador” del interés juvenil en las problemáticas ambientales de la ciudad.
La gestión del cambio climático requiere un modelo de gobernanza en el que los actores públicos, privados y sociales participen activamente. El cambio climático es uno de esos temas que no pueden ser resueltos simplemente con decisiones gubernamentales, es más bien un ejemplo paradigmático de aquellos problemas en los que la capacidad del Estado siempre será limitada y una participación social deficiente puede llevar las iniciativas al fracaso. Por ende, cualquier gobierno interesado en gestionar de forma efectiva el cambio climático debería apoyar activamente las iniciativas ambientales valiosas que surjan de la ciudadanía, así no estén dirigidas directamente a enfrentarlo; pues en el largo plazo estas podrían ayudar a consolidar una base social receptiva a campañas que por estar relacionadas con el cambio climático requieren un amplio compromiso social: gestión del riesgo, aprovechamiento de residuos, consumo responsable de agua y energía, conservación de ecosistemas protegidos, construcción sostenible, etc. La creación de “redes” juveniles interesadas en el medio ambiente es un buen ejemplo del tipo de iniciativas que pueden cumplir este fin.
Notas de pie de página
1 www.dane.gov.co/files/investigaciones/condiciones_vida/pobreza/cp_pobreza_2011.pdf, consultado el 14 de agosto de 2013.
2 cdkn.org/project/adaptacion-cambio-climatico-cartagena-de-indias-e-islas-fase-i/, consultado el 14 de agosto de 2013.
3 www.cartagena.gov.co/Concejo/Documentos/CARTILLAJUVENTUD.pdf, consultado el 30 de septiembre de 2013.
4 https://www.facebook.com/note.php?note_id=306618846247, consultado el 98 de julio de 2013.
5 www.pnuma.org/deat1/pdf/2009%20-%20GEO%20Cartagena.pdf, consultado el 09 de julio de 2013.
6 www.eluniversal.com.co/cartagena/ambiente/el-martes-jovenes-se-pronunciaran-sobre-el-calentamiento-global, consultado el 09 de julio de 2013.
7 www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-6764188, consultado el 09 de julio de 2013.
8 www.razonpublica.com/index.php/econom-y-sociedad-temas-29/6940-elecciones-atipicas-en-cartagena-desconfianza-pesimismo-y-expectativas.html, consultado el 11 de julio de 2013.
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