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Experienca

El proyecto de Sistema de Alerta Temprana en las cuencas de los ríos Zulia y Pamplonita, Norte de Santander

La articulación de múltiples instituciones para la prevención y respuesta a desastres

Por Angela Vejarano

25 de junio de 2013

En la ciudad de Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander en Colombia, se ha iniciado el proceso de implementación de un Sistema de Alertas Tempranas-SAT que permitiría advertir a los habitantes que se ubican en las cuencas de los ríos Zulia y Pamplonita sobre la posibilidad de ocurrencia de un evento climático extremo. Después de ocupar una importante posición en el “Concurso Nacional para el Reconocimiento e Implementación de Proyectos de Reducción del Riesgo a través de Medidas de Adaptación a la Variabilidad y al Cambio Climático”, adelantado por la Unidad Nacional para la Gestión de Riesgos a finales de 2012; este proyecto no sólo se ha encaminado como una estrategia de adaptación al cambio climático, sino que ha empezado a contar con la participación de numerosos agentes (la autoridad ambiental del departamento, universidades de la región y los gobiernos locales) para su efectivo desarrollo. Además, se puede consolidar como un proyecto a replicar en otras partes del país debido a su innovación y bajo costo.

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En el marco del proyecto “Ciudades colombianas y cambio climático”, trabajado en conjunto con la Agencia Francesa para el Desarrollo, Fedesarrollo y la Fundación Ciudad Humana; el Instituto de Investigación y Debate sobre Gobernanza (IRG) identificó diferentes experiencias que aportan a la reflexión sobre la adaptación y/o mitigación del cambio climático. El “Sistema de Alerta Temprana-SAT ante eventos climáticos extremos en las cuencas de los ríos Zulia y Pamplonita, departamento de Norte de Santander” fue una de ellas, pues es una iniciativa innovadora que refleja la estrecha relación entre la Gestión de Riesgos de Desastres y el cambio climático, a la vez que representa un ejemplo que puede replicarse en otras regiones con las mismas condiciones y necesidades de monitoreo climatológico de bajo costo.

Cúcuta es la ciudad capital del departamento de Norte de Santander, al nororiente de Colombia. Su clima es cálido todos los días del año, teniendo una temperatura promedio de 28°C. Así, sus habitantes –aproximadamente 740.000- se han adaptado tanto al sofocante calor del mediodía, como a la fuerte humedad que se genera con las precipitaciones. Si bien Cúcuta se abastece del agua de dos ríos cercanos a ella, Zulia y Pamplonita, es creciente el problema por la escasez del vital recurso. De acuerdo a Diego Alzate, funcionario de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria-Corpoica y formulador del proyecto que aquí se trata, la ciudad presenta este problema no sólo en las temporadas de elevadas temperaturas y sequía (Fenómeno del Niño), sino también en épocas de fuertes y constantes lluvias (Fenómeno de la Niña). Lo anterior, debido a que las precipitaciones generan deslizamientos y derrumbes en puntos clave de las cuencas, lo que hace que se eleven los valores de turbidez en el agua, haciendo que la planta de acueducto de la ciudad no pueda operar. De esta manera, Cúcuta es altamente vulnerable a los eventos climáticos extremos que se pronuncian con mayor fuerza por el cambio climático.

Ante este panorama, se hace fundamental contar con sistemas de información que puedan prevenir posibles desastres como consecuencia de fenómenos asociados al clima, a la vez que puedan brindar la base sobre la cual se tomen políticas coherentes a largo plazo. En Colombia, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales-IDEAM, es la entidad nacional encargada de “generar conocimiento y garantizar el acceso a la información sobre el estado de los recursos naturales y condiciones hidrometeorológicas de todo el país para la toma de decisiones de la población, autoridades”, sistemas y sectores económicos y sociales. De esta manera, el IDEAM cuenta con más de 2700 estaciones hidrometeorológicas que conforman amplias redes de monitoreo a lo largo del país (según Alzate, en Norte de Santander se encuentran cerca de cincuenta y nueve (59) estaciones), y que tratan variables climatológicas, pluviométricas e hidrológicas. Sin embargo, no todas estas estaciones son automáticas, es decir, sólo algunas cuentan con la información en tiempo real que podría alertar a una determinada población sobre un evento a ocurrir. Esto significa que la información recolectada por la mayoría de las estaciones sólo se procesa después de que se ha registrado un evento específico como, por ejemplo, una fuerte precipitación. A ello se suma que el acceso a la información almacenada por el IDEAM representa ciertos obstáculos para las Alcaldías locales u otras instancias gubernamentales. Es así como las solicitudes de información requieren un proceso formal que en ocasiones puede tardar más de tres meses hasta que finalmente sea recibido lo que se requirió, sin contar con que muchas veces esta información genera un cobro para la institución que la solicita.

De esta manera, el proyecto “Sistema de Alerta Temprana-SAT ante eventos climáticos extremos en las cuencas de los ríos Zulia y Pamplonita, departamento de Norte de Santander” busca principalmente generar información en tiempo real para analizarla y articular las acciones necesarias de prevención y respuesta en diecinueve (19) municipios del departamento, incluyendo Cúcuta. El SAT aún no se encuentra implementado, ya que apenas en Enero de 2013 fue público que el proyecto ocupó el segundo lugar en el “Concurso Nacional para el Reconocimiento e Implementación de Proyectos de Reducción del Riesgo a través de Medidas de Adaptación a la Variabilidad y al Cambio Climático”. Este Concurso fue adelantado por la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres-UNGRD y la entidad proponente del SAT fue la Universidad de Pamplona. Este suceso ha hecho que el proyecto pueda empezar a contar con los recursos necesarios para su desarrollo y que la Agencia de Cooperación Internacional Alemana GIZ aporte en la capacitación de todos los agentes que se involucrarían en el funcionamiento del SAT.

El Sistema de Alerta Temprana contaría inicialmente con diez (10) estaciones climatológicas, que recolectarán información respecto a vientos, temperatura, presión barométrica, humedad relativa y precipitación. Esta información será almacenada en cuatro (04) diferentes centros locales –ubicados en cuatro municipios distintos- y un centro principal –posiblemente Cúcuta-. En el caso de que se presente un fenómeno particular, un comité técnico evaluará si de la información registrada se puede concluir una emergencia. Si así es, entonces se alertará a actores clave (funcionarios de las Alcaldías o miembros de los Comités de Gestión del Riesgo municipales, por ejemplo) mediante boletines, correos electrónicos o mensajes de texto. Estos actores, a su vez, estarían en la capacidad de divulgar la información a la comunidad y, en determinado caso, de adelantar un ejercicio de evacuación. El tiempo que transcurriría desde la detección de un fenómeno atípico y la alerta a la comunidad en riesgo, podría ser de sólo unos minutos. La idea es que un evento como una inundación, por ejemplo, sea identificada con aproximadamente seis (06) horas de anticipación.

En este orden de ideas, se infiere que la capacitación de las personas a propósito del análisis y lectura de información, la difusión oportuna de la misma y la prevención y respuesta ante un desastre; cobra una importancia fundamental para el efectivo funcionamiento del Sistema. Alzate confiesa que “estos temas los manejan pocas personas”, y que en regiones extremas de Colombia como Norte de Santander apenas se está empezando a gestar una “masa crítica” que se preocupa y trabaja en la producción de investigación y políticas sobre el tema de la gestión del riesgo y del cambio climático. Y es que esta gestación se debe, en parte, a la labor que ha realizado GIZ en la región a través de la creación e impulso del Comité Alumni, que es “una hermandad de profesionales y productores del sector agropecuario que trabajan en diferentes entidades, pero que se enmarcan en el programa “Adaptación de la Agricultura y del Aprovechamiento de Aguas de la Agricultura al Cambio Climático en los Andes-AACC” de la Agencia GIZ”, comenta Holger Assaf Carreño, coordinador del Comité Zonal Alumni de la Cuenca del Río Zulia. Precisamente, Diego Alzate hacía parte de este Comité cuando formuló el proyecto del SAT en 2012, lo que facilitó la gestión con GIZ para que ésta brindara las capacitaciones que necesitan los actores que se involucrarían en el Sistema. Así, desde el mes de Junio de 2013 se viene desarrollando un diplomado llamado “Sistemas de alerta temprana como medida de adaptación a la variabilidad y cambio climático en las cuencas del Río Pamplonita y Zulia” en Cúcuta. A él acuden delegados de la Universidad de Pamplona, la Corporación Autónoma Regional de Norte de Santander-Corponor (autoridad ambiental en la región), la Gobernación de Norte de Santander, las Alcaldías de los diecinueve (19) municipios beneficiados, los Consejos de Cuencas de Zulia y Pamplonita (espacios de participación ciudadana donde se emiten conceptos sobre las decisiones que se tomen en las cuencas) y de la misma Agencia GIZ. Las tareas y acciones específicas de cada uno de estos actores en el funcionamiento del SAT terminarán de definirse en el transcurso del diplomado, pero lo cierto es que involucra a diferentes instituciones y espacios de diferentes niveles. Y esto, según Jacipt Alexander Ramón, actual coordinador del proyecto SAT, fue una de las principales razones por las que el desarrollo del Sistema se vio reconocido y beneficiado en el Concurso de la UNGRD.

Se espera que dentro de aproximadamente dos (02) años el SAT opere de forma plena para alcanzar su objetivo. Ramón y Alzate resaltan el interés que ha despertado el proyecto, pues numerosas entidades se han acercado no sólo para participar en el diplomado, sino también para eventualmente aportar un mayor número de estaciones climatológicas. Ahora bien, la viabilidad del SAT se basa en dos importantes aspectos. Por un lado, a diferencia de las estaciones del IDEAM, las del proyecto SAT (que, según Alzate, son hechas en China y Europa, y mejoradas en Estados Unidos) son de bajo costo debido a que se basan en un tipo de tecnología que no es tan precisa como la que brindan las estaciones del Instituto, pero oportuna para los fines de lo que se propone en el proyecto SAT. Así, el precio de una sola estación del este Sistema se puede reducir de cinco a diez veces de lo que cuesta una estación del IDEAM, sin que esto signifique una menor efectividad para los alcances planteados en el proyecto SAT. Por supuesto, lo anterior aumenta las posibilidades de que un Sistema similar pueda ser replicado en otros lugares y adoptado por diferentes gobiernos locales. Y por otro lado, debido a que la información recolectada por el SAT no provendría de una entidad oficial gubernamental, ésta no sería certificada y por lo tanto se facilitarían los trámites de divulgación y acceso a la información. De hecho, se está pensando en adoptar un portal web para el libre acceso a los datos arrojados por el SAT.

Así, el proyecto SAT se consolida como una iniciativa que surge a partir de la necesidad de contar con la información básica climatológica que pueda permitir acciones de prevención y respuesta desde las poblaciones que habitan las áreas de las cuencas de los ríos Zulia y Pamplonita en el departamento de Norte de Santander. Esta iniciativa se consolida como una de las contadas experiencias autónomas de sistemas de alerta temprana en el país, que involucran a la comunidad directamente vulnerable. Es conveniente acercarse a cada una de ellas, en aras de generar una cultura de la gestión del riesgo de desastres en el país.

Comentarios

Si bien el proyecto de SAT en las cuencas de los ríos Zulia y Pamplonita se encuentra actualmente en una de sus primeras fases de desarrollo, puede inferirse que las posibilidades de que se convierta en una experiencia exitosa frente al cambio climático son bastante altas. En efecto, el beneficio práctico que brinda un sistema de alerta temprana llama la atención de quienes padecen directa y constantemente eventos extremos debidos a la variabilidad climática. De esta manera, la articulación entre actores se da de forma beneficiosa hacia un mismo fin: el acceso a la información. Y es que, contar con ella es el primer paso hacia la formulación de cualquier acción, proyecto, programa o política local y nacional. En el caso de la Gestión del Riesgo de Desastres, no es posible tomar acciones totalmente asertivas si previamente no se identifica de qué es necesario prevenirse, en qué momento y cuáles son las opciones existentes para dar respuesta a un evento extremo.

En este sentido, se denota la estrecha relación que se halla entre el cambio climático y la Gestión del Riesgo de Desastres. Las acciones que se dirijan hacia el último tema, generalmente serán medidas de adaptación hacia el primero. Como ejemplo puede tomarse el problema de las inundaciones y deslizamientos que se dan en una gran porción del país por el Fenómeno de la Niña, pronunciado con mayor fuerza debido al cambio climático. Gracias al análisis de expertos que estudien las estadísticas y patrones encontrados en la información arrojada por un sistema de alerta temprana durante un periodo largo de tiempo, podrían identificarse las zonas a las cuales sería conveniente reubicar a una población que sea vulnerable al Fenómeno. Se podría observar, entonces, una acción que responde tanto a la dimensión de la Gestión del Riesgo de Desastres como a la adaptación anticipadora y planificada al cambio climático.

Así, la importancia de un sistema de alerta temprana obedece no sólo a la posibilidad de generar respuestas inmediatas frente a determinado evento climático extremo, sino al potencial que supone para –a largo plazo- generar modelos y patrones del comportamiento del clima y así llevar a cabo ejercicios de planificación consecuentes, según Jacipt Ramón y Diego Alzate. En esta medida, es fundamental para el proyecto del SAT en Zulia y Pamplonita, que se involucre de forma importante en la formulación de planes y políticas como, por ejemplo, el Plan Municipal para la Gestión del Riesgo de Desastres. De esta forma, el SAT aportaría en una escala mayor al de una reacción inmediata, y contaría con los recursos suficientes para su sostenibilidad.

Por otro lado, urge a un país tan vulnerable al cambio climático como Colombia, contar con el libre acceso a la información hidrometeorológica para adelantar procesos de investigación y planificación que reduzcan ese nivel de vulnerabilidad. Así mismo, es importante el reconocimiento nacional a iniciativas como el proyecto SAT en las cuencas de los ríos Zulia y Pamplonita que, gracias a su participación en el Concurso de la UNGRD ha podido contar con los recursos para empezar a desarrollarse. Cabe destacar otras experiencias de este tipo como el Sistema de Alerta Temprana de Medellín-SIATA, impulsado por el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo DAGRED de la Alcaldía de Medellín, y las empresas de servicios públicos EPM e ISAGEN. A su vez, también encontramos la experiencia de la cuenca del río Las Piedras en el departamento del Cauca, donde se vincula directamente a las comunidades indígenas de la zona para aportar en el sistema de alertas tempranas implementado. La vinculación de la ciudadanía también se encuentra en la experiencia de los Comités de Ayuda Mutua del municipio de Pasto, que están conformados por los habitantes del área rural y cuentan con alarmas y radios para alertar sobre los eventos que se estén desarrollando.

Finalmente, es importante que el proyecto SAT de Norte de Santander tenga una amplia difusión en la comunidad directamente beneficiada con su implementación, de manera que ésta se encuentre capacitada sobre qué acciones tomar cuando un evento esté a punto de ocurrir.

Bibliografía

 

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