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Análisis

Captura y aprovechamiento del biogas de los rellenos sanitarios “San Nicolás” y “Las Cumbres” del municipio de Aguascalientes, Aguascalientes, México

Modelos de concertación internacional: el espacio local en el marco de la economía global de Mecanismos de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kyoto

Por Carol Hernández Rodríguez

15 de octubre de 2009

Esta experiencia resulta especialmente interesante por dos factores: por un lado, muestra cómo los espacios locales pueden capitalizar para sí mismos los compromisos asumidos por el Estado nacional, como parte de su política exterior, en torno a una agenda mundial de desarrollo, en este caso El Protocolo de Kyoto sobre Cambio Climático; y por otra parte, es innovadora la concertación que se establece entre el gobierno local, la iniciativa privada extranjera y los mecanismos de cooperación internacional de otro Estado nacional. El espacio local se inserta así, simultáneamente, tanto en la agenda internacional de desarrollo, como en un nuevo mercado mundial (el de bonos de carbono y la “industria verde” que lo sustenta) que surge en torno a ésta.

Contenido

Origen del proyecto

La Ciudad de Aguascalientes, capital del estado del mismo nombre, introducida en la tendencia regional de un crecimiento acelerado y descontrolado de las urbes, registró desde los años noventa un gran problema ambiental y de salubridad cuando el crecimiento de la mancha urbana (que de 1980 a la fecha triplicó su extensión de 3,262 hectáreas a cerca de 8,600), terminó por rebasar e incorporar en su interior el relleno sanitario “Las Cumbres”.

Como una primera solución a este problema, el gobierno decidió clausurar el basurero en 1998 y crear uno nuevo, “San Nicolás”, al noroeste de la ciudad, en un predio lejano de los asentamientos poblacionales. El nuevo basurero sería planificado con un lapso de vida estimado de 10 años. Sin embargo, con el paso del tiempo sobresalieron dos importantes problemas que obligaron al gobierno a repensar la solución en un ámbito más estructural: en primer lugar, la materia orgánica del antiguo basurero, con más de 20 años de actividad y con la consecuente expansión de gases dañinos para la población aledaña y las esporádicas explosiones, continuaba siendo una amenaza latente para la ciudad; por otro lado, junto con el continuo crecimiento de la población, la producción de la basura se multiplicaba desmedidamente (tan sólo en la década de los noventa su producción se había incrementado en un 50%), lo cual significaría que en un futuro no muy lejano el nuevo relleno sanitario sería saturado también.

En este sentido se hacía indispensable pensar en una solución para un problema dual: de manera resolutiva se debería de tratar la basura ya vertida en ambos rellenos; y a la vez, de manera preventiva y a largo plazo, sería necesario reducir la producción de basura por medio de una política ambiental de separación y reciclaje y de concientización sobre el consumo y los desperdicios.

En lo que respecta al nivel resolutivo, el espacio local no disponía, de acuerdo con el propio gobierno local, de suficientes capacidades académicas y tecnológicas para emprender por sí mismo una iniciativa en este ámbito. Es en este momento cuando el municipio explora las posibilidades de concertar un proyecto en el marco de los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kyoto, documento firmado por México, junto con 159 países más, en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático –UNFCCC- en 1997, y entrado en vigor en 2005.

El “Modelo Aguascalientes” en el marco del sistema de MDL

El sistema de MDL está definido en el Artículo 12 del Protocolo de Kyoto y se refiere a actividades de mitigación del cambio climático entre los países industrializados –Anexo I- y los países en desarrollo –No Anexo I-. Concretamente, es un mecanismo que le permite a un país industrializado reducir de manera indirecta sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) por medio de la inversión en un proyecto de reducción de emisiones en un país en desarrollo. A cambio de financiar éste, el país industrializado recibe certificados de reducción de emisiones, conocidos comúnmente como “bonos de carbono”, basados en el rendimiento del proyecto en el país en desarrollo. Los bonos de carbono pueden ser adquiridos por los 30 países registrados en el Anexo I de la Convención con el fin de que cubran la cuota a la que se comprometieron en dicho documento.

En contrapartida, el país huésped (Host Country), y específicamente el espacio local, se ve impactado de muchas maneras más allá del beneficio de introducir procesos de mejora medioambiental:

Estos proyectos implican, en la mayoría de los casos, la transferencia tecnológica (entendida, de acuerdo con el UNFCCC, como la combinación de transferencia de conocimientos y de tecnologías) necesaria para construir y mantener el proyecto; en este sentido, los espacios huésped no necesitan invertir recursos financieros ni técnicos en el desarrollo del proyecto, los cuales son asumidos por los países industrializados y ejecutados por las empresas extranjeras que ganan las licitaciones.

El proyecto permite la inserción del municipio en el mercado internacional de los bonos de carbono, lo que le significa registrar ganancias extras por la venta de los bonos.

En casos particulares, los proyectos pueden implicar la generación de servicios derivados del objetivo central, por ejemplo la producción de electricidad, actividades que deben pagar regalías al gobierno local por ser comercializadas por las empresas extranjeras participantes.

En síntesis, podemos plantear que este nuevo sistema de MDL se inserta dentro de las dinámicas clásicas de inversión extranjera directa entre los países industrializados y los países subdesarrollados. Sin embargo, sin duda hay también algunos elementos innovadores, quizá el más distintivo de éstos sea que desde la agenda internacional del Protocolo de Kyoto se está potenciando una nueva rama de la economía internacional a través del “mercado verde” o “ecológico”. Y en este sentido, vale la pena destacar que hay una importante capitalización de los espacios locales de los países subdesarrollados en beneficio tanto de las empresas extranjeras como de los países industrializados que lideran las dinámicas de la ”economía ecológica”.

En este marco, el gobierno local eligió en 2005 The Aguascalientes EcoMethane Landfill Gas Project presentado por la empresa británica EcoMethane, el cual se sustenta en tres elementos complementarios, todos insertos en el marco de la UNFCCC:

  • 1.Captura, aprovechamiento y destrucción del biogas de los rellenos sanitarios “San Nicolás” y “Las Cumbres”, para disminuir las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI). En total, se estima que el proyecto, puesto en marcha el 1 de junio de 2006, contribuya en los primeros 10 años de financiamiento a la reducción de 1,625,926 tCO2e (UNFCCC, 2004).

  • 2.Obtención de recursos económicos a través de la comercialización de bonos de carbono.

  • 3.La producción de energía eléctrica para el municipio.

Como se sobreentiende por lo dicho con anterioridad, el municipio no tuvo que invertir recursos financieros ni técnicos para la implementación del proyecto. Tanto la búsqueda de financiamiento, como la ejecución del proyecto y su gestión (proyectada para un periodo de 10 años), así como la inserción del mismo en el sistema de MDL, son responsabilidad exclusiva de EcoMethane.

Vale la pena contextualizar internacionalmente el proyecto mencionando que EcoMethane es una asociación empresaria encargada de diseñar, enlazar el financiamiento con el gobierno británico, construir y operar los proyectos de captura y uso productivo de las emisiones de metano. EcoMethane está integrada por un equipo de trabajo con las empresas británicas Biogas Technology Ltd, Ener Group PLC y EcoSecurities. Las dos primeras se constituyen en la rama encargada del financiamiento, construcción y operación de los proyectos de captura del gas metano y su transformación en energía eléctrica. Ambas empresas son líderes mundiales desde hace más de veinte años en esta área tecnológica.

Por su parte, EcoSecurities es quien inserta y gestiona el proyecto bajo el marco de los MDL. Esta empresa se crea en 1997 con el objetivo de asesorar a quienes buscan financiamiento para desarrollar proyectos de reducción de emisiones de GEI; sin embargo, ya desde principios de los años 90, sus fundadores fueron pioneros en la comercialización de carbono y mitigación de GEI diseñando e implementando los primeros proyectos financiados por créditos de carbono en el mundo, incluso cuando todavía no existía “un mercado real” de GEI. En este ámbito, EcoSecurities desarrolló en 1997 el primer sistema en el mundo de certificación de compensación de carbono, y fue su Proyecto de Relleno Sanitario NovaGerar en Brasil, el que recibió, en el 2004, el primer registro de MDL bajo el Protocolo de Kyoto. Actualmente, con 23 proyectos en marcha en América, Asia y África (12 en América Latina: tres proyectos en México, cuatro en Brasil, tres en Chile, uno en Nicaragua y uno en Honduras), esta empresa es considerada el líder mundial en el desarrollo de proyectos bajo el sistema de MDL. (www.ecosecurities.com)

Abiertamente, podemos reafirmar que el Protocolo de Kyoto retoma e institucionaliza un mercado que viene emergiendo desde los años noventa en los países industrializados y potencia su expansión hacia los países subdesarrollados por medio de la creación del sistema de MDL. Sin duda alguna, los espacios locales pueden capitalizar estas nuevas áreas de la economía, sobre todo en los aspectos de transferencia tecnológica e implementación de nuevos modelos ecológicos de gestión del espacio y el medioambiente. Sin embargo, es importante cuestionarnos, y esto ha sido una discusión histórica, qué tan eficiente puede ser para el desarrollo estructural de nuestros países continuar accediendo a la economía global siempre como consumidores, y no como productores, de la tecnología y los modelos productivos, y ahora modelos de gestión, desarrollados por los países industrializados. Este modelo económico no parece ser muy diferente a los modelos sustentados en las ventajas competitivas de una mano de obra barata y poco capacitada o de recursos naturales vendidos como materia prima. Ya éstos han mostrado su amplio fracaso cuando se analizan los impactos en los aspectos estructurales de nuestras economías.

Capitalizando el “Modelo Aguascalientes”

Sin duda alguna, uno de los grandes retos para los gobiernos locales en lo concerniente a los proyectos de innovación en la gestión pública, es poder capitalizar los instrumentos favorables que surgen en el contexto internacional sin que esto implique generar dependencias insalvables (financieras y/o tecnológicas) que terminen por asfixiar la autonomía del espacio local para controlar, dirigir, potenciar y beneficiarse de estos proyectos de forma sustentable.

En este sentido, quizá la manera de evitar que el “Modelo Aguascalientes” se estanque en el nivel básico de la transferencia tecnológica, es concebir la solución al problema en tres niveles de acción y concertación:

El primero de ellos, en el que se encuentra actualmente el proyecto, es el desarrollo de éste, entendido en el campo tecnológico, que permita trabajar los residuos por medio de su tratamiento y capitalizarlos para generar energía. De igual manera, en este mismo ámbito se debe considerar la participación del proyecto en el sistema de Mecanismos de Desarrollo Limpio.

El segundo nivel, pensado hacia el futuro por lo reciente del proyecto, deberá implicar la transformación de las políticas ambientales de la ciudad, es decir, el establecimiento de regulaciones que favorezcan soluciones a largo plazo para detener y contrarrestar la degradación medioambiental del espacio público. En este mismo nivel de institucionalización, un aspecto central es que el espacio local invierta en el desarrollo tecnológico endógeno que sustentará este nuevo modelo ambiental.

Y el tercer nivel, quizá el más complejo y, al igual que el anterior, de carácter estructural, deberá abarcar acciones tendientes a hacer copartícipe a la sociedad y a las empresas en: a) la reducción de la producción de basura, b) en una mejor gestión de ésta por medio de los sistemas de reciclaje y la separación, y c) en el uso e inversión en sistemas de producción y consumo más ecológicos. Es decir, estamos hablando de un proceso de concientización de la sociedad que permita concebir a la ciudad como un espacio colectivo que debe ser cuidado, lo cual implica la necesidad de producir cambios en la vida cotidiana que ayuden a la mitigación de los problemas ecológicos comunes.

De esta manera, vemos que el proyecto, que de forma simple podría concebirse como un proyecto tecnológico, es potencialmente capitalizable si se logran integrar los tres niveles. Hasta ahora, el proyecto está en una fase inicial en la que se está avanzado exitosamente en el primer nivel. Es necesario, por lo tanto, dar un margen de tiempo para evaluar la profundidad del impacto global del proyecto en el desarrollo estructural y sustentable del espacio local. Sin embargo, resulta muy destacable que el gobierno local ha dado prioridad al tercer nivel, el de lograr hacer copartícipe a la sociedad en el desarrollo del proyecto.

La implementación del proyecto y sus impactos en el espacio local

Una vez elegido el proyecto en 2005, el gobierno local apostó por abrir espacios de participación ciudadana que acompañaran y reforzaran algunas de las áreas del proyecto. Por ejemplo:

  • El primer paso se dio en enero de 2006 cuando el proyecto se somete a consulta pública para su aprobación. Sin duda alguna, este elemento aportó una legitimidad social y política no sólo al proyecto (que por sí mismo responde a una problemática ambiental y de salud de primer orden para el espacio local), sino también a las instancias gubernamentales.

  • Por su parte, reforzando la institucionalización de los trabajos de separación y recolección de los residuos sólidos (lo cual implicó, de acuerdo con la opinión de la población, una mejora sustancial de estos servicios públicos), se crearon los programas “Tu calle limpia, tu colonia limpia”, “Recolección de llantas, pilas y plástico” y “Tu mano amiga” dirigidos a la población para que ésta realice un primer proceso de separación en los niveles del hogar, la calle y la colonia. Particularmente llama la atención el tercer programa, “Tu mano amiga”, concentrado en las colonias marginadas, en las cuales, a cambio de entregar la basura separada, se les otorga despensas de alimentos y otros bienes básicos. En conjunto, estos programas han sido evaluados como “exitosos” por la población local.

  • El gobierno local llegó a un acuerdo con el grupo de “pepenadores” (denominación para las personas que recolectan “elementos útiles de la basura”) para que éste pudiera hacer una preselección de la basura antes de que ésta se destine a la quema.

En lo que respecta al nivel ambiental y económico el proyecto muestra los siguientes resultados:

  • Desde el año 2007, que es cuando comienzan a trabajar las dos plantas, se registra la quema diaria de biogas de 44,400 m3 en promedio, es decir, 16’206’000 m3 por año.

  • Hasta ahora, la empresa ECOLTEC (Cementera Apasco en Tecoman, Colima) ha triturado 2,166.80 toneladas de llantas para su destrucción térmica como combustible alterno.

  • La puesta en marcha de la segunda etapa del proyecto, iniciada en 2008, proveerá, en complementación con la Compañía Federal de Electricidad, de energía eléctrica al municipio.

  • Los bonos de carbono generados, autorizados por la ONU, corresponden a 139 toneladas de dióxido de carbono, un promedio de 50,735 unidades al día. El primer pago de regalías por bonos de carbono que registró el gobierno local, sin ningún costo para el municipio, fue por un monto de 100,000 dólares. Lo que representa una fuente de ingresos adicional para su erario.

Por su parte, en el nivel administrativo vale la pena destacar:

  • En primer lugar, que el proyecto implica la participación, junto con la empresa EcoMethane y el gobierno local, de un conjunto amplio de instituciones de gobierno: el Instituto de Medio Ambiente del Estado de Aguascalientes (IMAE); la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA); y la Comisión Intersecretarial del Cambio Climático, la cual incluye, a su vez, la participación de las siguientes secretarías federales: de Medio Ambiente y Recursos Naturales; de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación; de Comunicaciones y Transportes; de Economía; de Desarrollo Social; de Energía; y de Relaciones Exteriores.

  • El relleno sanitario “San Nicolas” es el único a nivel nacional que cuenta con las Certificaciones de Calidad ISO 9001 y Gestión Ambiental ISO 14001.

  • El proyecto ha recibido los siguientes reconocimientos nacionales e internacionales: en 2006 recibe el Premio “Escoba de Oro”, otorgado por la asociación española Ategrus (Asociación Técnica para la Gestión de Residuos); y en 2007 recibe “Escoba de Platino” por la misma asociación; y obtiene el Primer Lugar del Premio Gobierno y Gestión Local del CIDE.

A manera de síntesis, ciertamente, el proyecto tiene un alto impacto en la calidad ambiental del espacio local y estimula nuevas formas más sustentables ambientalmente de gestionar el espacio, incluso no podemos olvidar que es un programa pionero a nivel nacional que incursiona en este tipo de iniciativas internacionales. Sin embargo, aún el proyecto está en una etapa muy inicial y uno de los retos más importantes que tendrá que sobrepasar para demostrar su viabilidad a largo plazo es el de romper la dependencia tecnológica: el mismo gobierno reconoce que en el espacio local no existen los conocimientos ni la tecnología necesarios para desarrollar este tipo de proyectos, por lo tanto, su implementación y mantenimiento obligó absolutamente a la participación de empresas extranjeras, constituyéndose éstas en el eslabón más fuerte del proyecto. Ahora bien, al mismo tiempo, este escenario puede convertirse en una gran potencialidad para el espacio local si el proyecto logra funcionar como un incentivo para que el gobierno local, junto con instancias académicas y la iniciativa privada, comiencen a explorar el desarrollo de este tipo de tecnología, con el consecuente encadenamiento productivo que se deriva de estos procesos, hasta que el espacio local sea capaz de sustentar por sí mismo el proyecto a largo plazo, cerrando así el ciclo de la transferencia tecnológica.

El “Modelo Aguascalientes” en la agenda regional del sistema de MDL

Es interesante destacar que aunque América Latina es la segunda región del mundo, después de Asia, en capitalizar el sistema de MDL y el mercado de carbono, es la región pionera en ambos ámbitos: hay que recordar que es el proyecto NovaGerart en Brasil, a cargo de la empresa EcoMethane, para la producción de energía eléctrica utilizando metano proveniente de un relleno sanitario, el que inaugura el sistema de MDL al obtener el registro el 18 de noviembre de 2004; a su vez, el proyecto hidroeléctrico La Esperanza, ubicado en Honduras, es el que obtiene, el 20 de octubre de 2005, los primeros Certificados de Reducción de Emisiones (CER’s, cada uno equivalente a una tonelada de dióxido de carbono) en torno al sistema de MDL.

A pesar de que estos sistemas internacionales son relativamente nuevos, su crecimiento ha sido considerablemente rápido: hasta el 24 de noviembre del 2008, de acuerdo con la UNFCCC, estaban registrados 1,231 proyectos (para el 18 de octubre de 2009 el monto ascendió a 1,860 www.unfccc.int), de los cuales 380 (30.98%) se localizan en América Latina (si se suma además el número de proyectos que están en trámite de registro, la cifra asciende a un monto de 5,431). Es muy interesante destacar que a pesar de que Asia ocupa el primer lugar en el número de proyectos registrados (abarcando el 66.13% del total), después de China, que desarrolla el 24.94%, son Brasil y México los países que ocupan el segundo y tercer lugar, con 11.96% y 8.69% respectivamente. (UNFCCC, noviembre 2008)

En lo que respecta a las expectativas de emisión de CER’s hasta finales de 2012, éstos alcanzarán la cifra de 1,660,000,000 (más de un billón y medio), solo considerando los proyectos hasta ahora registrados. www.unfccc.int

Para concluir, me gustaría citar a la misma UNFCCC: “quizá el progreso más importante a nivel global, relativo al cambio climático y al MDL, se ha dado a nivel del mercado de carbono. La evolución que esté ha tenido no sólo ha demostrado que sí es posible un sistema de intercambio para un bien que, hace solo algunos años, hubiera resultado impensable, dadas las características intrínsecas del bien (toneladas de CO2 equivalente no emitidas/reducidas), sino que además, un sistema de transacciones basadas en dicho bien pudiese convertirse en negocio”. (www.unfccc.org) ¿Quizá estamos ante un nuevo mercado especulativo?

 

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