Interview

“Los gobiernos locales latinoamericanos tendrán que conquistar su espacio de representación ante los Estados”

El diálogo biregional en términos de cohesión social puede ayudar a que en América Latina se sensibilice a los Estados en materia de democracia local y los gobiernos locales europeos pueden acompañar en este proceso.

Celestino Corbacho: Presidente de la Diputación de Barcelona, Alcalde de L’Hospitalet del Llobregat, Barcelona, España.

By Dalia Moreno

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Breve presentación del entrevistado y del contexto de su gobierno local:

La Diputación de Barcelona es una institución pública que presta apoyo técnico, económico, tecnológico y financiero a los ayuntamientos de los 311 municipios que abarca la provincia de Barcelona. Además, coordina algunos servicios municipales y organiza servicios de carácter supramunicipal.

La provincia de Barcelona abarca el 24% de la superficie de Cataluña e incluye el 75% de la población catalana.

Superficie: 7,719 km 2

Población: 5. 309.404 hab.

Celestino Corbacho es Presidente de la Diputación desde el 14 de noviembre de 2004, es militante del partido socialista de Cataluña desde 1976 y forma parte del Comité Federal del PSOE.

Preguntas y respuestas:

En su opinión y en orden de prioridad, ¿cuáles son los tres principales desafíos que enfrenta la cohesión social en su gobierno local y/o municipio?

Si partimos de la base de que mi ciudad pertenece al espacio del “Primer Mundo” de la Comunidad Europea, por lo tanto estamos concientes que tiene un nivel y una calidad de vida media-alta y por lo tanto la cohesión social no debería ser un problema ; paradójicamente es en la ciudades de este “primer mundo” donde con mayor facilidad puede aparecer un “cuarto mundo” de marginación social, que además emerge cuando esa problemática social lo es globalmente de todo un territorio.

Cuando hablamos de un “tercer” mundo calificas a todo el país y sabes que socialmente toda la población tiene la problemática, pero el “cuarto mundo” puede marginar a mucha gente en ese “primer mundo”.

Cuando existen políticas sociales lo primero que se debe pensar es en dirigirlas para que ese “cuarto mundo” en ese “primer mundo” no se consolide. Ahí es importante trabajar a través y con los colectivos que están afectados; me refiero sobre todo a los grupos más vulnerables: la infancia y la gente mayor. Ese es el primer reto en el cual trabajamos en mi ciudad, en mi territorio y creo que la mayoría de los líderes españoles trabajamos en ese punto.

El segundo, es que nuestros territorios en los últimos cinco o seis años se han convertido en territorios receptores de inmigración, con mucha gente que ha venido a trabajar. Es por ello que las políticas sociales tienen que tener presente que esta gente que ha llegado y tiene que ubicarse en ese territorio, muchas veces no vive en condiciones mínimas adecuadas para que puedan alcanzar un estado de bienestar y para que no sean personas que viven en la marginalidad. Es ahí nuevamente donde tiene una especial importancia la atención a los jóvenes.

Cuando hay inmigración, primero emigra la mujer o el hombre, pero luego se produce lo que se ha llamado “la reagrupación familiar”, y ahí es donde pueden aparecer riesgos, sobre todo en la gente joven; por tanto es ahí donde las políticas sociales, las políticas de inserción, las políticas dirigidas a colectivos para que no queden marginados en ese aparente estado de bienestar global, recobran una especial importancia.

Finalmente, las políticas de cohesión social son aquellas otras políticas que son transversales, que miran al total de la población para que sean atendidas en sus necesidades básicas, para evitar la división social de estas personas y que queden separadas en determinadas capas de la población.

Que globalmente debe haber una política pública transversal para que toda la ciudadanía pueda acceder a aquellos servicios mínimos, pero absolutamente necesarios, para que nadie pueda quedar excluido de un estado de bienestar.

El “cuarto mundo” debe estar gestionado por el ámbito del gobierno de la proximidad, porque sino, no la gestiona ninguno; y es que la mejor manera de contribuir a las políticas de cohesión social se tiene que hacer desde la proximidad del territorio, desde la administración local y de la cercanía: desde los municipios.

Por supuesto que lograr integrar las diferentes voces, dependerá de la sensibilidad de la visión ideológica y de la que tenga cada municipio. Hay municipios que pueden ser muy prósperos pero a lo mejor el nivel de indigencia es superior al de otros municipios que sin tener esa prosperidad aparente puede ser que su política social hace que la gente que está fuera del sistema, sean menos. Es decir, depende mucho de las políticas y en donde pones el acento.

Si el que gobierna una ciudad tiene un pensamiento neoliberal, el acento lo pondrá exclusivamente en la economía y llegará a la conclusión que el mercado lo resuelve todo; si en cambio quien gobierna tiene un pensamiento progresista, un pensamiento social demócrata, lo razonable es que su acción de gobierno la ponga con la misma intensidad en los temas de la economía que en los temas de política social.

Creo que en los gobiernos locales deben converger dos políticas: una política de representación que la ejerce el electo a través de los votos y con un programa de gobierno, pero por otro lado se debe confiar mucho en la democracia participativa, en contar con canales de comunicación con la sociedad civil, porque es a través de esos canales donde vas a detectar la voz de todos. La democracia representativa tiene que poner una red de servicios, un gobierno debe dedicar en su presupuesto una parte a las políticas públicas. En un principio creas una red de equipamientos en tu territorio que se supone que con esas políticas ya se han creado mecanismos para actuar sobre los problemas sociales que tiene la gente, pero no siempre con esas políticas es suficiente todavía.

Y entonces viene la segunda que es crear en la ciudad, en la proximidad, esa democracia participativa, porque es a través de ella a que el gobierno detecta los propios problemas que puedan existir y a partir de ahí poder definir políticas.

¿Cómo cree usted que la cooperación descentralizada y el diálogo biregional UE-AL contribuyen a resolver estos desafíos?

Yo lo vería desde el otro punto de vista cambiando el verbo: “esperemos que contribuya” por que hoy las políticas bi regionales entre América Latina y Europa están muy basadas en la superestructura, es decir en los Estados. Por ejemplo, esta muy bien que avancemos a través de las Cumbres de Jefes de Gobierno de Latinoamérica y Europa; es necesario porque estamos en un mundo global y parece lógico que la globalización de este mundo promueva las relaciones entre las grandes regiones. Pero donde creo tenemos el gran reto es pasar hacia abajo; así la democracia y la descentralización serán una realidad en la medida en que la vida segregue mayor interrelación y mayor fuerza entre las administraciones locales.

Los gobiernos centrales siempre van a tener una tendencia, y en Latinoamérica más que en Europa, a descentralizar muy poco y a quedárselo todo, y no suprimen los ayuntamientos porque en algún lugar tiene vivir la gente, pero algunos si pudieran los suprimirían.

En Europa la tradición municipalista tiene mayor fuerza; pero también los propios gobiernos europeos miran de reojo, hablan mucho y todo el mundo habla de municipalismo en los encuentros llenándose mucho la boca, y luego en las políticas concretas no siempre los Estados ofrecen competencias y recursos a las administraciones locales, así que la conclusión de eso es que el espacio hay que conquistarlo.

El reto que tienen los municipios latinoamericanos es defender su espacio frente a los Estados para tener mayor cuota de gobernación, de financiación, de representación y de autoridad; esto lo van a conquistar sí o no, pues los gobiernos centrales no van a regalar nada, y como lo tendrán que conquistar yo creo que se llegará antes a la meta si además vas acompañando.

Es ahí donde yo creo que los foros bi regionales entre gobiernos locales de Europa y América latina pueden tener su propia razón de ser, su propio interés, para crear una conciencia que vaya forzando a que los gobiernos centrales a la larga por una corriente de pensamiento a ejercer políticas públicas de descentralización.

En términos de reciprocidad y el que este diálogo favorezca a Europa en materia de cohesión social, realmente no es tan necesario. Europa tiene un nivel de riqueza y de desarrollo económico que debe ser suficiente para garantizar la cohesión social y una carencia económica no puede ser la excusa de una desatención social.

En cambio para Latinoamérica en el ámbito de la cohesión social hay mucho camino por recorrer, pues la situación económica es débil. Ahí creo que en esa corriente puede haber un beneficio mutuo entre los gobiernos latinoamericanos y europeos, es una relación necesaria y conveniente; pero en términos de cohesión, esas políticas deben estar dirigidas a quien más se le puede ayudar, que a la larga es a América Latina; y en todo caso en Europa este diálogo puede ayudar para frenar las políticas neoliberales dentro de la región.

 

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