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Experienca

Desde la llegada de la Conquista a nuestro territorio, la Hoja de Coca ha sido objeto de innumerables interdicciones; contradictoriamente, estas prohibiciones siempre han estado ligadas a operaciones económicas y sometidas a la conveniencia de la ocasión histórica. El eurocentrismo con el que estas reglas han sido manipuladas sobrevive hasta la actualidad en que, la otrora nombrada “hierba del diablo”, continúa la lucha sostenida por su reconocimiento. Es posible que los Pueblos de Origen de la zona andina, aunque acostumbrados a estas actitudes de defensa, se encuentren en la instancia más álgida de su derrotero por lo que urge que esta defensa deje de pertenecer a un país y se convierta en reclamo regional que permita establecer nuevas normas que reglen tanto la exportación / importación de Hoja de Coca y precursores químicos como del tránsito de los actores indígenas involucrados.

Contenido

Introducción

En nuestro continente y dentro del período de recolectores del arcaico, hay vestigios del uso ancestral de la Hoja de Coca que datan del 8850 a.C. (PLOWMAN, 1984). La remoción de yacimientos arqueológicos en diferentes zonas de América del Sur ha dejado al descubierto el intenso tráfico comercial costa-sierra-selva donde la Erythroxlylum Coca era una de las más preciadas mercancías. Las amplias zonas de cultivo, mantenidas mediante un complicado sistema de riego, fueron aprovechadas, estimuladas y aumentadas por el incario. Durante la época del imperio Tawantisuyano su uso estaba destinado a la “nobleza” inca y utilizado en rituales adivinatorios, por lo que resulta risible la creencia fundamentada en los dichos del conquistador en cuanto a que el incanato incitaba el uso entre sus súbditos para esforzarles en el trabajo. Dentro de los señoríos aymaras se reconoce su cultivo en diversas zonas de lo que hoy día es la ciudad de La Paz.

En las celebraciones del Concilio de Lima de 1551 y luego en 1567 se condenó su uso como ofrenda o “sacrificio” nombrándola talismán de Satanás (ACOSTA, 1593, L. IV, c. XXII). Es a partir de estas interdicciones en que el largo e injusto proceso de demonización de la Hoja de Coca dio comienzo y, luego de haber pasado por inescrupulosas prohibiciones en las que ese poder que distorsiona cambia de manos y de nombre, continúa.

Durante el Virreinato aunque abiertamente condenado su uso, fueron fundamentalmente las zonas mineras donde la coca tuvo condición de “moneda”. Si bien estas formas tenían como detractores a los representantes más moralistas de la Iglesia quienes aducían que de no erradicar, la evangelización se haría dificultosa, por el otro costado funcionarios de la Corona española y algún grupo evangelizador proponían mantener los cultivos como una manera de sostener formas viles de trabajo. Estos histéricos cambios de parecer entre detractores ligeros y moralistas sostenidos, no alcanzaban un punto de coincidencia debido a que, de llegar a la prohibición, la pérdida de mano de obra minera sería escandalosa. Dado el enorme lucro que proveía su cultivo, hasta la Iglesia se benefició con el diezmo proveniente de tan exitoso negocio, muchos comenzaron a interesarse en nuevos sembradíos hecho que la Corona desestimó prohibiendo la inscripción de nuevas licencias (BLAS VALERA, 1945).

Si bien hay fundamentadas pruebas del chajchado, akkulliko o coqueo en toda la zona andina, el reciente hallazgo en la frontera argentino-chilena del enterramiento de los Niños de Llulaillaku (aprox. 1500 d.C.) confirman que antes de la formación del Virreinato la coca participaba de la vida socio-política del andino.

En 1884, Karl Koller comienza a usarla como anestésico, luego Freud la utilizó para la histeria, en 1863 Angelo Mariani para su famoso vino curativo y antecesor de la Coca-Cola. Al parecer aquella noble ruta de la Hoja de Coca que el indígena usaba en su vida social, en sus ritos, celebraciones y en su medicina tradicional con la sola virtud de estar y ser uno con el Cosmos, se fue desvirtuando dejando de lado su espíritu divino para ocupar la atención del profano que solo busca lucrar con sus bondades.

Frontera Argentino-Boliviana: Ingreso Ilegal de Hoja de Coca

Hace años que investigo sobre el tema de la Hoja de Coca. Mi relación con ello es en parte cultural y en parte personal teniendo una ascendencia mestiza. Me ocupe durante este tiempo sobre esta temática en Perú, Bolivia, Chile y Argentina colaborando en distintas asociaciones e incluso, en Bolivia, me he involucrado de tal modo que mi relación con respecto a la Hoja de Coca ya roza la actividad política.

He trabajado en comunidades indígenas, pudiendo así participar por ejemplo, de dos Foros relacionados con el tema. Cabe destacar que el segundo de ellos, realizado en la ciudad de Buenos Aires, fue declarado por la Cámara de Diputados Argentina como de interés Parlamentario por su aporte.

Es por todo esto que en el transcurso del 2007, a pedido del Dr. Benito Espíndola (Presidente de ORCOPO), se me solicitó redactar un borrador para la presentación en el Congreso de la Nación Argentina de una modificación de la ley de marras en donde expresaba lo siguiente: “Así mismo las autoridades de Aduana y Gendarmería, muchos de ellos con rasgos y hábitos similares a los nuestros, hostigan, discriminan, ridiculizan y expolian a nuestros Hermanos por razones tan legalmente inexistentes como tenencia de Hoja de Coca en estado natural. El vacío legal existente en el Articulo 15 de la Ley de Estupefacientes Nº 23737 de la República Argentina que reconoce el uso del coqueo y no penaliza la tenencia y uso de la Hoja de Coca en su estado natural, confunde permitiendo a las autoridades antes mencionadas (so pretexto de infracción a esta ambigüedad legislativa que legisla sobre un objeto del que no se dice o reconoce su procedencia) un accionar casi delictivo en donde se mezclan ciertos códigos mafiosos que obliga a nuestros Hermanos a entregar sus bolsones de Hoja de Coca aun a sabiendas que luego de ser confiscadas serán devueltas al mercado por un precio mayor.” Proyecto de Declaración que mas tarde fue iniciado en la Cámara de Diputados y publicado en Tramite Parlamentario nº 123 con fecha 04/09/2006.

Como bien sabemos, las tierras del noroeste argentino (NOA) son consideradas no aptas para este tipo de cultivo, la coca que se utilizó llegó siempre de lo que hoy es nombrado Bolivia. “Sin entrar a dar opinión sobre el consumo prehispánico de coca en el actual noroeste argentino, ni sobre tiempos coloniales, bastará decir que la importación de coca boliviana por Argentina ya es mencionada por Dalence (1840), por M. de Moussy (1860) y por el primer censo argentino (1869)” (ABDUCA, 1997). En Argentina y dependiendo del poder de turno, desde 1924 a partir de la Ley 11.309 su uso legal ha sufrido numerosas prohibiciones y aceptaciones hasta llegar a estos momentos en que la Ley de Estupefacientes Nº 23.737 en su artículo 15, articulo este que se intento modificar con la presentación de dicho borrador, dice: “La tenencia y el consumo de hojas de coca en su estado natural destinado a la práctica del coqueo o masticación, o a su empleo como infusión, no será considerada como tenencia o consumo de estupefacientes”. Si bien este artículo de la Ley en mención deja en claro cuál es la situación del coqueo en Argentina, el mismo al legislar sobre un objeto de cultivo inexistente frontera adentro, esconde cierta ambigüedad encubriendo sutilmente la figura del tráfico ilegal de la hoja y en consecuencia no hace referencia a la cantidad admitida de ingreso; esto permite que las autoridades de Gendarmería estipulen esa “legalidad” en un kilogramo por persona. La permeabilidad de la legislación sumada a la corrupción de las autoridades fronterizas establecen relaciones con el narcotráfico de muy de alto riesgo. Como observamos, los incontables “pasantes”, generalmente de nacionalidad boliviana y en situación de esclavitud, cruzan la frontera con cargamentos de Hoja de Coca a cambio de aproximadamente 23 centavos de dólar siendo pasibles de ser detenidos en la frontera, castigados con una “coima” (cohecho) o encarcelados. En muchos casos, ya fueran “pasantes” (sólo hoja de coca) o “mulas” (cocaína), este trabajo recae en la mujer, quien en algunas ocasiones ingresa al penal con hijos menores. De este tráfico comercial “ilegal” es imposible conocer con certeza la cantidad exacta de ingreso a la Argentina, aunque cifras extra oficiales estiman que se acerca a las 1200 toneladas anuales. Desde hace algunos años el gobierno boliviano y organizaciones indígenas argentinas piden el sinceramiento de esta situación ya que permitiría un comercio justo y equilibrado poniendo un cerco al ingreso de Hoja de Coca destinada a las pozas de maceración y al egreso desde Argentina de precursores químicos utilizados por el narcotráfico. A diferencia de Bolivia, donde el precio de la hoja en estado natural es extremadamente económico, en Argentina los 300 metros que separan a las fronteras quintuplican su valor por lo que aquellos que tenían hábito ancestral han debido minimizar su consumo. Es de remarcar el elevado concepto que tiene en el NOA el coqueo ya que a diferencia de otros países andinos en los cuales es sinónimo de “cholo”, “indio” o “ignorante”, aquí es considerado un acto elegante y de status practicado por grupos de elite que son quienes pueden consumirla con cotidianeidad.

Desde la asunción del Presidente Evo Morales el tema Hoja de Coca ha estado en cada mesa de negociación nacional e internacional, en las que Bolivia ha declarado su descontento por el tratamiento de este tema y también ha solicitado a su par en Argentina el “blanqueo” de las toneladas que comercian ilegalmente sin tener hasta el momento respuesta satisfactoria. Si bien en la Convención de Viena de las Naciones Unidas Contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas de 1988, donde se regula las funciones de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), se precisara que las medidas que se adopten “deberán respetar los derechos humanos fundamentales y tendrán debidamente en cuenta los usos tradicionales lícitos donde al respecto exista evidencia histórica”, en marzo de 2007 Philip Emefo, Presidente de la JIFE, en declaraciones a la prensa durante la reunión de Viena señaló que personalmente creía que “no es bueno” masticar la hoja de coca para “la gente que trabaja”, pues al quitarles el hambre les impide “una nutrición apropiada, que es parte de los derechos humanos”, rechazando arbitrariamente la propuesta de Evo Morales sobre el uso tradicional (Centro de Noticias OPS/OMS Bolivia). Esta justificación, utilizada frecuentemente, no hace más que reiterar un discurso descalificador en el cual hoy se ofrecen mismas excusas que 500 años atrás y deja en evidencia que cualquier investigación en la que se intente demostrar las virtudes de la Hoja de Coca está llamada al fracaso. Al momento de este informe, la JIFE, reunida en Viena para su reunión anual “exhorta a los Gobiernos de Bolivia y Perú a que adopten medidas sin demora con miras a abolir los usos de la hoja de coca que sean contrarios a la Convención de 1961, incluida la práctica de masticarla» aludiendo que: «el papel que desempeña (masticar coca) en la progresión de la drogodependencia»; de esta manera continúan basando sus “reprimendas” en equívocos conceptos del siglo XV. En coincidencia con el discurso de organizaciones indigenistas argentinas, Bolivia pide a la ONU: despenalización, o sea eliminar de la lista de estupefacientes a la Hoja de Coca; desde grupos internacionales en defensa de las libertades individuales se pide legalización, la sutileza de estos términos está relacionada al sentimiento del indígena que considera masillada la sacralidad de su Hoja Sagrada en el uso de la cocaína. En numerosos discursos tanto en tribunas nacionales como internacionales el Presidente Morales ha dejado bien claro que la Hoja de Coca no es Cocaína.

En la región, el consumo de cocaína y del “paco” ha aumentado sensiblemente; desde la visión indígena se comprende que este flagelo pueda ser una forma velada de terminar con el excluido. Si los andinos han sobrevivido consumiendo coca y, a pesar de los decretos y la demonización coquea, akullika o chajcha sin por eso tener las consecuencias de aquel que es adicto a su derivado químico, deberían los organismos internacionales ser respetuosos de los hábitos y costumbres de nuestros Pueblos de Origen ya que no son ellos ni sus cultivos culpables ni participes de los males sociales de Occidente. “No somos ignorantes del perjuicio que ocasionan el clorhidrato de cocaína y la pasta base, no obstante ello exigimos que no se nos criminalice por ejercer nuestro derecho cultural por lo que solicitamos a las autoridades promover una legislación mas rígida con respecto a los precursores químicos, pieza elemental para la elaboración de estas sustancias ajenas a nuestros hábitos. Llegado a este punto no sabemos si se nos condena por “indios” o por no enriquecer al mercado con la producción de los insumos necesarios para la fabricación del clorhidrato de cocaína. Es de conocimiento público y también de autoridades como el Sedronar (Secretaría de Programación Para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico), que Argentina es uno de los proveedores de precursores químicos y que estos salen por la frontera de Yacuiba y Pocitos (Salta) en donde nadie es ignorante de este tráfico pernicioso e ilegal. No hemos sabido hasta el momento de que alguno de estos inescrupulosos empresarios haya sido condenado al menos por delito de contrabando. No será de utilidad seguir manteniendo a los Pueblos de Origen y a la Hoja de Coca como chivos expiatorios culpabilizándonos por continuar nuestra Cultura mientras que los supuestos agentes de la ley hacen alianzas con traficantes y contrabandistas” (FALCÓN- 2007/ Documento personal).

Perú y Bolivia llevan la delantera en investigaciones que permitan el uso de los derivados de la Hoja de Coca en alimentación (2.097 mg. de calcio c/100 grs.), medicinal y como agente reductor de daños. El médico peruano Teobaldo Llosa y el boliviano Jorge Hurtado trabajan con harina de coca como reductor de daño en adictos, con lo cual se podría contar con medios naturales y menos invasivos para la cura de estos casos. Es de interés de las organizaciones indígenas que los gobiernos tengan en claro que la defensa de la Hoja de Coca no es defensa de la Cocaína. Si los gobiernos de la región hicieran participes a los Pueblos de Origen de la confección de legislaciones acordes al Uso Tradicional de la misma quizás encontraran aliados inestimables en la lucha contra el narcotráfico.

Comentarios

En razón de lo expresado y en busca de novedosas formas de gobernanza, la implementación de reglas trans-fronterizas ayudarían a resolver conflictos que parecen sin solución, de la misma manera que los gobiernos de Bolivia y Argentina acaban de firmar el Plan Maestro de Desarrollo e Integración Fronterizo Argentino-Boliviano, para ser llevado a cabo en la zona fronteriza y, sobre la que el Gobernador de la provincia argentina de Jujuy, Walter Barrionuevo, dice: “que si bien históricamente existen límites, a los que consideró ‘una separación artificial inventada por los hombres para poder manejar a los pueblos’, se necesitaba que hubiera diferencias geográficas. Entonces, quizá, esa historia común tenga que tener incidencia al momento final de la definición de las políticas”, y continúa más adelante: “observando los términos de referencia del Plan Maestro se requiere de la región, de sus protagonistas y destinatarios sus opiniones, sus necesidades” (Medios & Noticias). En acuerdo absoluto con las palabras del gobernador Barrionuevo, consideramos vital, como lo señaláramos más arriba, que en estas reuniones en las que se traza el destino de obras públicas, turismo y recursos naturales, urge la palabra de los Pueblos de Origen ya que su presencia permitiría lograr acuerdos de convivencia, comercio y explotación de recursos en relación entre otros al derecho de ejercicio cultural entre dos países habitados por una Nación Indígena fragmentada.

Argentina goza de libertad de culto aceptando razas y credos diferentes, en misma actitud los Pueblos de Origen desean que todos ellos puedan en esta tierra resguardar sus Culturas y Tradiciones pero también anhelan que los inmigrantes comprendan que a su llegada había aquí población genuina la que en estos momentos es quien exige para si misma igualdad de derechos con sus con-nacionales. Por lo que es menester que los gobiernos de Bolivia y Argentina trabajen en una legislación de un mismo tenor y de validez Nacional, Regional e Internacional que legisle sobre:

  • Uso Cultural y Medicinal de la Hoja de Coca.

  • Toneladas aceptadas para la comercialización.

  • Registro de importadores y exportadores de precursores químicos habilitados ambos países.

  • Registro de importadores y exportadores de Hojas de Coca habilitados en ambos países.

  • Representantes de Pueblos de Origen elegidos por sus Comunidades, en puestos fronterizos que tengan por función el estricto control del ingreso y egreso tanto de la Hoja de Coca como de los precursores químicos.

  • Registro de “pasantes” habilitados en ambos países.

Bibliografía

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  • BLAS VALERA, La Historia de los Incas, Lima, Ed. Francisco A. Loayza, 1945.

  • CENTRO DE NOTICIAS OPS/OMS BOLIVIA, ONU rechaza la propuesta de Bolivia de «revalorizar» la coca, en www.ops.org.bo/servicios/?DB=B&S11=11925&SE=SN (cons. Febrero 2008).

  • FALCÓN, Aymara, Borrador de Proyecto de Ley sobre Hoja de Coca, Buenos Aires.

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  • MEDIOS & NOTICIAS,Fue Presentado el Plan de Desarrollo Argentino- Boliviano, en www.mediosynoticias.com/index_archivos/Page371.htm (cons. Febrero 2008).

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  • TEOBALDO LLOSA, Journal of Chemical Addictions, Vol.4, N°1, Lima, 1993.

 

Ver también