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Entrevista

Visión y balance de la Asamblea Constituyente de Venezuela (1999) por uno de sus constituyentes, opositor al gobierno de Hugo Chávez en Venezuela

Alberto Franceschi. Constituyente venezolano

Por Gabriel Cabrera

14 de febrero de 2008

Contenido

Alberto Franceschi. Productor agropecuario. Décadas atrás, adhirió al pensamiento marxista del cual después se alejó. Cofundador, junto al doctor Salas Romer, del partido político “Proyecto Venezuela”, de orientación centro derechista. Del cual fue Jefe de su Fracción parlamentaria, hasta su renuncia en 1999, meses antes de la Constituyente.

Fue electo a la Asamblea Constituyente Venezolana de 1999 con un millón y cuarto de votos, como independiente. Y fue uno de los muy escasos asambleístas que se mostró públicamente como acérrimo opositor al mismo proceso constituyente por considerar que se había convertido en un desorden.

Tras la Constituyente, trabajó durante dos años en la candidatura presidencial del doctor Salas Romer, contrario al proyecto y movimiento de Hugo Chávez, la que finalmente no prosperó.

Durante los 9 años de gobierno del presidente Hugo Chávez, ha permanecido en la oposición más radical, participando de posturas militantes de adhesión solidaria a la Alianza Democrática (centro derechista), partido del cual fue siempre antes opositor.

Actualmente, se encuentra abocado a su actividad de productor agropecuario, y mantiene una permanente e intensa producción y difusión de artículos de análisis políticos por internet, a la espera de condiciones favorables para retomar su carrera política activa.

Motivo de la entrevista

Dado su carácter de constituyente, el testimonio y la reflexión de Alberto Franceschi resultan relevantes para el conocimiento y reflexión de la Asamblea Constituyente venezolana de 1999 y sus implicancias para la teoría y práctica de la Gobernanza que involucra, tanto para Venezuela en particular, como para América Latina en general. En especial, sus dichos resultan una fuente valiosa para conocer la perspectiva que, de este proceso fundamental de reforma de la Gobernanza, tienen las fuerzas político sociales adversas al Gobierno, comúnmente denominadas “anti chavistas”, en referencia al Presidente Venezolano Hugo Chávez. Sobre todo, por el carácter emblemático y radical de ese sector que representa el entrevistado, pues es uno de los escasos 4 constituyentes, de un total de 128, que pueden ser considerados públicos opositores intransigentes al mismo proceso constituyente.

Entrevista

1.¿Cómo surgió la necesidad o idea de una Asamblea Nacional Constituyente en Venezuela?

La idea de una profunda reforma, necesaria y urgente, del Estado y específicamente del régimen, venía planteándose en Venezuela desde por lo menos dos décadas antes. El hacerlo a través de una Asamblea Nacional Constituyente, que tenia su tradición en Venezuela, por la emergida luego del derrocamiento del Presidente Medina en 1945, fue actualizada por el entonces candidato Chávez en 1998 y convocada tras su triunfo electoral.

Su viabilidad solo pudo darse a partir de una abierta capitulación política de toda la clase dirigente empresarial y política, cuyos partidos se encontraban en absoluta bancarrota.

Si bien es innegable que Chávez debió su triunfo a un formidable apoyo popular, logrado en escasos meses al rehabilitarse como un competidor bajo las reglas del régimen democrático, abandonando transitoriamente su proceder putchista, no es menos cierto que el grueso de su éxito se lo debe a la profunda división de los estratos dirigentes de la burguesía venezolana, cuyos connotados empresarios de los grandes medios de comunicación, generaron la matriz de opinión que necesitaba el ex golpista para ganar.

La conducta de postración y oportunismo del gobierno de Caldera ante sus aliados de izquierda y segmentos que buscaron mezquinas revanchas contra Carlos Andrés Pérez y sus aliados en los grandes grupos económicos, permiten, ya con Caldera en el poder, llevar a la cárcel al ex presidente, luego de haber sido destituido, mientras Chávez es sobreseído de sus delitos de felonía y muertes durante los golpes fallidos de 1992.

La victoria electoral de Chávez y su propuesta de Constituyente es más bien fruto del caos reinante en la vieja clase, que el producto de una supuesta gran seducción de su programa, que sin duda alguna también jugó un papel importante, pero que en la predica chavista se trasformó en una explicación única post festum de todo lo ocurrido.

El lev motiv real y verdadero de todo ese barullo constituyente y su reforma de régimen lograda, y lo es aún, para poder de Chávez, es poner de relieve el mesianismo con el que ha querido revestir su liderazgo y sus ideas socialistas sobrevenidas como señuelo y sucedáneo, para explicar el rotundo fracaso de su programa de transformaciones, reducido a los escombros del más tradicional y exacerbado populismo clientelar y corrupto.

La propuesta constituyente era y es apenas una estafa política para generar, contra la cultura democrática de los venezolanos, un modelo de despotismo izquierdista que pueda auto-justificarse, tras banderas populares y ruidosos desplantes antiimperialistas, escondiendo todo una vulgar puja por el ingreso petrolero, de tradicional arbitraje por parte del estado venezolano.

2.¿Cuál es su valoración personal de esa experiencia, el balance de los resultados, cuáles sus logros y cuáles sus fallas?

El chavismo y la Constituyente, pese a todos sus ropajes, solo ha tenido por objetivo cuajar, y lo hizo exitosamente, la ambición de un medio millón de nuevos funcionarios enriquecidos, extraídos de sectores plebeyos de la clase media profesionalizada, que venida a menos en las dos últimas décadas del siglo XX, en razón de su mediocridad masiva, no pudo ser exitosa en esa etapa de los gobiernos de AD y COPEI (Alianza Democrática, socialdemócrata, y Comité de Organización Política Electoral Independiente, demócrata cristiano, respectivamente), los partidos tradicionales y hegemónicos en la política venezolana durante la primera mitad del siglo XX).

Quienes vieron menguar, o quienes ya tenían bloqueado su ascenso social, en medio de una decadencia real del país para los años noventa, se alinearon presurosos, con fino olfato de arribistas sedientos de consumo de bienes durables, tras un demagogo que les permitía robar y saciarse, usando simultáneamente una jerga revolucionaria justificatoria de su hegemonía abusiva a la cabeza y usufructuando del poder. No por azar el grueso de las huestes dirigentes chavistas, fueron o bien funcionarios de tercera y cuarta línea de los gobiernos clientelistas de los partidos tradicionales, o segmentos muy incultos de las FFAA, amen de empresarios de sectores de una u otra manera pegados a la ubre estatal y a sus consuetudinarios tráficos de influencia.

La idea y montaje de la Constituyente, en resumen, solo fue concebida como una palanca política, ideada para generar la hegemonía social, económica y política, de una nueva burguesía, aun más parasitaria del estado petrolero que la anterior y de una nueva clase política aun más rapaz, ineficiente y clientelista que sus antecesoras y, desde ese punto de vista, no hay duda alguna de que logró sus más grandes aspiraciones.

Es lógico que no acoja entonces el carácter benévolo de esta pregunta, por cuanto estoy convencido que, en lo fundamental, estamos ante una colosal estafa política y hablar de fallas de un proceso que hubiese considerado como positivo le quitaría toda esencia a mi convicción de que esa constituyente NO ERA necesaria y que sus frutos son en todo y por todo decepcionantes para quienes de buena fe apostaron a su éxito. Yo no firmé la constitución resultante de esa estafa y fui electo y permanecí en ella para denunciar ese carácter estafador que siempre tuvo.

3.¿Generó la Asamblea Constituyente instituciones y aportes para un mejor proceso de Gobernanza?

La Constituyente y Constitución del 99 solo enredaron las instituciones del Estado, las hicieron menos eficientes de lo que ya eran; el maquillaje general para ponerlo a tono con la semántica y nomenclatura propia de la estafa política; no significó ningún cambio real, a no ser los que empeoraron, hasta límites intolerables, la fatídica administración publica venezolana.

El único éxito visible de esa constitución, es el haber logrado tras su permisividad y eliminación de todo tipo de contrapesos en el equilibrio de poderes y control social, su intrínseca utilidad para lograr los fines por los que fue concebida. El estado venezolano multiplicó por lo menos por tres veces su asistencialismo clientelar directo, su auxilio masivo a la generación de nuevas fortunas producto de la prevaricación, despilfarro, y malversación de dineros públicos y como subproducto necesario, reventó la escasa disciplina laboral que aún quedaba.

La conversión masiva de los escasos segmentos de economía productiva, en bastiones de economía buhoneril y de manejo discrecional, policial, de inventarios y producción, hasta hacer reinar la escasez, constituye el resultado final de este experimento del “Socialismo del Siglo XXI” llamado a ser odiado por sus propios electores originales.

Creo firmemente que el chavismo agotó hace rato el grueso de su aliento y solo se mantiene en el poder por las inercias, entre ellas, las de carencia de una oposición dispuesta a enfrentarle hasta expulsarle. Y esa carencia, que no es casual, obedece sin duda alguna a factores de conservatismo social de poderosos intereses y de otros no tan poderosos, pero sí de fuerte incidencia política, como son los sectores medios y populares, en extremo conformistas, que prefieren acompañar la agonía del chavismo, antes de arriesgar, como en el 2001, a agotarle de manera inducida, forzosa y apresurada o externa a su propio fatal de implosiones.

4.¿Se trata de divisiones al interior de la oposición? ¿Cómo se visualiza usted en ellas?

Habiendo sido un marxista que podía distinguir, desde hacía décadas, entre auténticos revolucionarios y charlatanes, como lo es este militar golpista venezolano, no dudé un segundo en adversar de forma vehemente su barahúnda inicial que desconcertó a tantos.

En los 9 años del régimen, he ensayado para enfrentarle, desde posturas militantes de adhesión solidaria a un partido como Alianza Democrática, al que me opuse toda la vida, hasta esta especie de siembra persistente de ideas por medios periodísticos digitales, con los que aspiro a sumar aunque sea una muy modesta colaboración al debate político.

Ahora soy un político en reserva obligada por el ostracismo mediático, dada mi pertinaz crítica a los conductores oficiales de la oposición venezolana, apadrinada por conciliábulos con el régimen de cohabitacionistas de distintos grados e intereses. Estoy dedicado a tiempo completo a mis tareas de productor agropecuario, como recurso de escape al estrés general, producido por la conducción catastrófica del chavismo en el poder. He resuelto esperar el agotamiento del régimen, o más bien, de quienes desde la oposición auxilian su perpetuación, aunque sea de espectadores o cómplices institucionales de su lenta agonía, y espero volver en cualquier momento al activismo público, de considerarse necesaria mi presencia en el escenario, por quienes sabemos deciden quienes y como se es protagónico en estos tiempos complejos, que a veces obligan a silencios para no afectar la unidad necesaria de todos contra el déspota.

5.¿Cómo afectó la Asamblea Constituyente en la Gobernanza del país?

El viejo edificio institucional fue sencillamente desordenado y para nada transformado. Convertir el viejo Congreso bicameral, lento, abúlico y portador de toda clase de vicios burocráticos en un cuerpo unicameral que cumple apenas el rol de conserjería legislativa del poder presidencial omnímodo, que ellos aceptaron y alientan, solo representa uno de los tantos retrocesos institucionales bajo este régimen. Un poder legislativo apéndice como el surgido del ejecutivo, desde el 2000, es apenas la confesión de la eliminación de la división de poderes y consagración del despotismo.

En cuanto a los actores sociales, solo cabría añadir que la relación del gobierno y del régimen chavista (emergido de ese copamiento institucional que les permitió la constitución del 99) con el conjunto de la sociedad venezolana, ha terminado por parecerse demasiado al discurso intolerante, subversivo, y patrocinante del desorden general del presidente. La exclusión de los no adeptos al régimen, es el desideratum del grueso de las ejecutorias de las políticas públicas. Desde el desastroso arbitraje económico, omnipresente a través de un control de cambios ruinoso, que terminará por destrozar sectores enteros de la producción nacional, hasta la designación de equipos ministeriales de espantosa incompetencia, pasando por la literal destrucción de PDVSA, que no es cualquier cosa para el destino nacional, la relación conflictiva del régimen chavista con TODOS los sectores sociales ajenos a su estricta clientela uniformada, incluye hasta su intento de reventar la independencia de los sindicatos obreros y su sometimiento a la arbitrariedad estatal.

6.¿Qué desafíos dejó pendiente esta Asamblea Constituyente para una mejor Gobernanza?

La Asamblea dejó pendientes y sin solución todos los grandes problemas que ya eran de urgente atención nacional, y con el paso de los años se convirtieron en calamidades públicas.

La cuestión de la seguridad personal y de la seguridad jurídica es, hoy por hoy, el de más grave incidencia para sostener una convivencia civilizada entre los venezolanos. El país marcha en desorden al desgobierno general y a la barbarie misma, sin que se vislumbre, bajo este régimen, ninguna solución.

La gangrena masiva en el poder judicial, y en el sistema policial y carcelario, amen de la complicidad abierta del régimen con la subversión en nuestra frontera colombiana, están generando un insostenible cuadro de indefensión ciudadana que quedó a merced del delito y de los atropellos de funcionarios venales.

7.¿Cuál cree usted que ha sido la influencia de esta Asamblea Constituyente, desde que se realizó en 1999 para la Gobernanza en el resto de América Latina?

Lo único visible de la posible influencia que generó la Constituyente venezolana, es que, a la par de la beligerancia política de Chávez y el chavismo en Sudamérica y el Caribe, montada sobre una gigantesca solvencia financiera extraída mediante peculado masivo de las arcas publicas, es indudable que se logró reestructurar o relanzar políticamente a sectores populistas de ideología estatista. El chavismo financia los medios de vida de decenas de miles de activistas en todo el continente y el mundo, desde artistas y modelos de Hollywood hasta banda de lumpenes armados, que constituyen sus grupos de elite de chantaje armado, para maniobrar con su oportuna utilización.

La Constituyente de 1999 es apenas un instrumento político, utilizado cínicamente para subvertir los regimenes asentados de los viejos partidos en América Latina y pretender sustituirlos por clones del modelo chavista con idénticos propósitos.

La naturaleza lumpem (tomado del alemán, particularmente de la obra de Carlos Marx, refiere a: marginal, degradado, delincuencial) militarista de la oferta ideológica chavista, convertida en sucedáneo del castrismo senil, tiene nulas posibilidades de establecerse como un fenómeno permanente en el arco iris ideológico latinoamericano. Su influencia y con ella el supuesto ascendiente del proceso constituyente venezolano del 99, durará lo que dure el peculado chavista de la renta petrolera que auxilia estados chulos y financia masivamente esa adhesión oportunista.

Síntesis

El entrevistado constituye un actor protagónico del proceso de Asamblea Constituyente de Venezuela, cuyos dichos y reflexiones sobre este proceso y sus impactos en la Gobernanza, lo confirman como un sujeto representativo de los profundos procesos subjetivos y colectivos que lo motivan y explican.

La información que aporta permite comprender el sentido y la expectativa que el proceso de Asamblea Constituyente tiene para un sector del país que está en la oposición al actual gobierno. En su visión, el proceso era absolutamente innecesario y ha resultado perjudicial, sin matices.

Con cierto grado de paradoja, reconoce que el proceso constituyente surge por la crisis terminal del antiguo modo de Gobernanza, pero al mismo tiempo, es lapidario en señalar que el nuevo modo emanado de la constituyente es en todo aspecto peor al anterior.

En su visión, no existen o no son relevantes las injusticias y exclusiones sociales, las que más bien aparecen como propia incapacidad, mediocridad o ambición corrupta de vastos sectores medios y empresariales, que han visto en el nuevo modo de Gobernanza un medio para enriquecerse y abusar del poder. En ese marco, la política redistributiva de la riqueza, que constituye un eje central del nuevo modo de Gobernanza, aparece en sus dichos sólo como despilfarro y clientelismo populista que compra apoyos interesados e instrumentales, para la sed de poder dictatorial del presidente y sus allegados.

Análisis que se extiende al espacio más amplio de América Latina, donde, explícitamente conciben a su proceso Constituyente y a los procesos y esfuerzos de transformación de la Gobernanza similares en otros países, como Bolivia y Ecuador, como simples extensiones pagadas por el chavismo con los ingresos petroleros.

Desde el punto de vista de la tensión entre justicia y democracia que aparece recurrentemente problematizando la Gobernanza en América Latina, este entrevistado parece excluir simplemente el término justicia de la ecuación, enfatizando un modelo de democracia clásico, especialmente la división e independencia de poderes, y el orden y eficiencia institucional, los que considera absolutamente desquiciados por el actual modelo de Gobernanza.

Sin embargo, no deja de ser contradictorio con este énfasis en la institucionalidad formal democrática, que al mismo tiempo muestre una explícita intolerancia hacia los sectores políticos y sociales que piensan de modo diferente, no sólo de los partidarios del gobierno, sino más revelador aún, hacia otros sectores opositores también al gobierno.

 

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