Présentation
Acto inaugural: Claude Castro-Gimenez
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En nombre de la oficina francesa de cooperación regional para América del Sur, quiero agradecer a todas las instituciones y las personas que hicieron posible que se realizara este nuevo encuentro en torno a la temática del control ciudadano. Muchas gracias a la Universidad Externado de Colombia y a su Recto el Dr Juan Carlos Henao por acogernos en su institución. Muchas gracias a Transparencia por Colombia y a la fundación Foro por Colombia, muchas gracias al Sr Embajador de Francia en Colombia que nos acompañó durante las varias etapas de elaboración de este encuentro. Nuestros agradecimientos también al Instituto de Investigación y Debate sobre la gobernanza y a su representante aquí, en Colombia, Claire Launay por la calidad de los intercambios mantenidos a lo largo de este año y la eficiencia a nivel de la organización.
Este evento que nos va a reunir durante dos días aquí, en Bogotá, no es un evento aislado sino una etapa más en la reflexión que queremos llevar a cabo con Ustedes a nivel del subcontinente suramericano. En este sentido, una primera reunión tuvo lugar en Asunción del Paraguay en el mes de octubre en torno a la cuestión central de cómo favorecer la implicancia de la sociedad civil en la toma de decisiones y el control de la acción pública? Lo que se propone en estos dos días, como complemento a esta primera etapa, es reflexionar sobre los efectos de los procesos de evaluación ciudadana sobre la acción pública y nuestra ambición es poder organizar otro encuentro en el año 2015 en Uruguay donde se podrían retomar y profundizar los resultados de los intercambios de los encuentro de Asunción y Bogotá para ampliar la reflexión y abrir el debate en torno a la participación ciudadana en los procesos de integración regional, tema que ya se había evocado en un seminario en el año 2013 y había desembocado en una publicación.
Indudablemente, la participación ciudadana en las tomas de decisiones está solicitada. Primero lo fue por la misma sociedad civil que reclamaba poder intervenir en las decisiones que consideraba como fundamentales para el conjunto de la sociedad. Más recientemente son las instituciones las que, buscando reforzar su legitimidad, son las que invitan a la ciudadanía a participar de las tomas de decisiones. En América del sur es un fenómeno que ya tiene varias décadas. En Francia es algo más reciente, por lo menos en la forma cómo se da y que interviene sobre todo a nivel local. Es muy llamativa por ejemplo la página internet de la ciudad de París que solicita directamente a los ciudadanos con el lema “Participen” y que proporciona una lista de explicaciones o incitaciones a participar: “La democracia local en París : qué es?”, “Los consejos de barrios”, “El presupuesto participativo, qué es?, “Modificación del plan local de urbanismo : dé su parecer”, “Júntese al consejo parisino de la juventud”…
La participación activa de la ciudadanía en la vida pública parece, de buenas a primeras, como un “plus” en el funcionamiento democrático. Un “plus” nada despreciable en un momento en que asistimos, a nivel internacional, a un fenómeno de desamor, desconfianza, alejamiento…, entre el pueblo y sus representantes. Sin embargo, este mecanismo también es cuestionable y está cuestionado desde varias esferas. Algunos afirman que la participación ciudadana no es sino la representación de algunos grupos que, sabiendo utilizar los mecanismos participativos, hablan en nombre de todos sin tener legitimidad para hacerlo. Otros argumentan que la participación ciudadana es un mecanismo que permite a los políticos encontrar una forma de legitimidad gracias al apoyo de grupos minoritarios. Se habla también de las limitaciones de la participación ciudadana cuando sus propuestas chocan con la realidad presupuestaria limitada de tal o tal institución o cuando representa intereses particulares frente a intereses colectivos… Se evoca también las limitaciones de la acción ciudadana en temas que requieren formación y mucho tiempo para analizar y argumentar. Cómo se puede organizar la participación ciudadana de manera autónoma si no tiene recursos humanos y financieros propios?
Son muchas las preguntas. Sin embargo, en un contexto de pérdida de credibilidad de las instituciones, los mecanismos que tienden a favorecer el diálogo entre los representantes electos y la población parecen imponerse como nueva modalidad democrática. Una nueva modalidad que exige más rigor, más responsabilidad y más compromiso de parte de todos los actores y cuya implementación necesita una reflexión constructiva e innovadora.
Notes
Claude CASTRO-GIMENEZ trabaja como Consejera General de Cooperación Francesa para el Servicio de Cooperación Regional Andino.