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Síntesis

El proceso de Bolonia en la educacion superior en América latina

Contenido

Presentación.

El objetivo de la universidad no es simplemente preparar a los jóvenes para un empleo: también debe cultivar los valores y los principios que trascienden el tiempo. En el estado actual de las cosas, la universidad no puede ser reformada. Reformar una institución supone que los espíritus de los reformadores sean reformados. Ese es el planteamiento fundamental impulsado por Edgar Morin: “no hay reforma de la universidad sin reforma del pensamiento”. Ahora bien, desde hace mucho tiempo se está reformando la universidad para evitar la reforma del espíritu y con ello, todas las reformas han fracasado.

La crisis de la universidad forma parte de un conjunto más amplio: de la crisis de la educación. Las reformas universitarias se multiplican. Parece que lejos, y al contrario, de que la crisis se resuelva, ésta no cesa de acentuarse. A pesar de grandes movimientos y discusiones en torno a la reforma, a veces consecuentes con los presupuestos destinados para ello, esta crisis perdura. ¿Cuáles son las fuentes principales de la crisis de nuestras universidades ? Son múltiples: disciplinarias, políticas, demográficas, socioeconómicas, éticas, inclusive todas a la vez, son por ello globales y locales. Pero desde un punto de vista estructural, el modelo de reforma introducido hace mucho tiempo por Humboldt (el que ha hecho coexistir – y no estar cumunicadas a las dos culturas: la cultura de las humanidades y la cultura científica) es el que ahora ha caducado.

Hoy en día la universidad está bajo una tormenta, en Europa (Francia, España, Grecia, Alemania, Italia, etcétera), África, Asia y América Latina, el diagnóstico es el mismo: cómo lograr un cambio radical de las formas de transmisión del conocimiento, cómo revalorar la función del maestro-investigador en un sistema donde predomina la lógica de las cifras, cómo imaginar una universidad responsable de la sociedad del siglo XXI, y todo ello como parte de una reforma urgente de las formas de pensar, cómo proponer a los jóvenes otras cosas, más allá de prácticas de capacitación en la cocina del McDo, en fin, cómo hacer para que el Estado asuma la responsabilidad directa de sus jóvenes, cómo imaginarse el futuro de la universidad dentro de un contexto mundial, donde la interdependencia y la diversidad se han convertido en los rasgos determinantes. Ahí está el dilema.

La situación de crisis, por ejemplo en la que se encuentran las universidades francesas tiene múltiples factores desencadenantes. Pero aquel que ha prendido fuego a la pólvora es el proyecto de ley Pecrésse (del nombre de la ministra de educación superior), el cual, por una política de autonomía (sin contraparte) dará todos los poderes de gobernanza únicamente al rector de la universidad. Las consecuencias podrían ser desastrosas, porque esta ley se compone de tres objetivos heterogéneos e irreconciliables: un objetivo tecnócrata (los expertos decidirán las orientaciones científicas de la universidad al calificar cuantitativamente por comités de expertos “las buenas investigaciones” y los malos investigadores), un objetivo elitista (el rector y su “corte” decidirán el destino de la comunidad académica) y un objetivo ideológico neoliberal (la universidad gerencial regida por los principios empresariales y los resultados competitivos). De ahí la confusión potencialmente explosiva de la situación actual.

Las sacudidas internas están en proceso: desmantelamiento total del sistema de investigación, mercantilización del conocimiento, abandono del papel del Estado de su misión de establecer una política científica; el malestar de los jóvenes frente a un futuro sin futuro dentro de este mundo que ha perdido sus fundamentos tradicionales y no encuentra nuevos en este universo dominado por la burocracia tecnócrata. Más allá de las reivindicaciones precisas sobre su futuro, hoy en día en todas partes, como se puede constatar, la universidad está conmocionada y sus respuestas están lejos de estar a la altura de los retos. Para algunos los ingredientes de esta crise se encuentran encarnados en los principios del proceso de Bolonia. En el caso de América latina, como se define los objetivos y sus prácticas, cuales son los principios que son adoptados. En las páginas que se siguen, el lector tomara conocimiento cómo está impactando el « Proyecto Bolonia » en varios países de la América latina: Brasil, México, Venezuela, Argentina, Chile, cómo se determinan los escenarios de reformas en esos países, las implicaciones que tiene el proceso europeo hacia América latina, esto va desde la hostilidad que se respira en Brasil contra todo esta estrategia, hasta la adhesión proactiva que se observa en la experiencia mexicana.

 

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