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Tierra y Legitimidad en Ecuador

Tierra y Legitimidad en Ecuador

Libro : La legitimad del poder en los países andino-amazónicos

Contenido

Antonio Gaybor Secaira1

 

Ponencia presentada en el coloquio internacional: procesos de debate y propuestas sobre la legitimidad del poder en el área andina. Pachacamac-Lima del 15 al 17 de febrero de 2009.

Resumen

El documento da cuenta de tres aspectos relacionados con la tierra y la legitimidad en Ecuador y América Latina. Primero, muestra que la tierra es un tema que ha preocupado a la humanidad por siglos y que en América Latina adquiere enorme importancia en el siglo XX, dándose procesos de reforma agraria en la mayor parte de los países. Sin embargo, con el advenimiento del neoliberalismo, el tema de la tierra ya no es tocado, más bien, se produce una desinstitucionalización del sector público y una liberalización de los mercados, apertura comercial y desestructuración de las organizaciones sociales, que garantiza el status quo. Segundo, la concentración de la tierra y el agua es una característica de América Latina de la que no escapa Ecuador. El documento revela la concentración del agua y la tierra en pocas manos. En las tres últimas décadas en el Ecuador presenciamos dos fenómenos que avanzan de manera simultánea: la intensificación del uso del agua para la agricultura y la masificación de la producción bajo riego en la agricultura empresarial, principalmente orientada a la exportación, mientras que la agricultura campesina y la producción orientada al consumo interno tiene un acceso marginal. Tercero, los dos fenómenos anteriormente señalados conducen a un desarrollo desigual en el campo.

La tierra, un tema controvertido

Pocos temas en el campo de las ciencias sociales y en las agendas políticas son tan controvertidos como los de la tierra, la propiedad y la legitimidad. Con la apropiación de la tierra aparecen los primeros signos de acaparamiento de los recursos y el sometimiento de la mayor parte de la sociedad hacia grupos pequeños. La confrontación social es producto de esta relación injusta entre de los que tienen y no tienen.

Desde el campo de la política pública hace como 26 siglos atrás, en el Medio Oriente, ya se comenzó hablar de procesos de redistribución de la tierra para enfrentar la inequidad y confrontación social. A inicios del siglo XX, en América Latina, aparecen las primeras reformas importantes para superar las relaciones precapitalistas de producción y redistribuir la tierra a los campesinos. En efecto, la revolución mexicana de 1910 surge como una respuesta a la explotación y al sometimiento de la inmensa masa campesina o por parte de la clase terrateniente.

Con el advenimiento de la revolución cubana de 1959 y la influencia de otros procesos de cambio dados en Europa y Asia, (particularmente en China) y con la agudización de las contradicciones entre los campesinos y la clase terrateniente, los procesos de reforma agraria se multiplican en América Latina en las décadas de los 60 y los 70 del siglo anterior.

A partir de los 80 con la crisis de la deuda externa y la imposición del modelo neoliberal, el tema de la tierra va a segundo plano. Los grupos de poder y los organismos multilaterales levantan la bandera de la seguridad sobre la propiedad de la tierra como un medio fundamental que garantice la inversión para el desarrollo de la gran empresa productora de bienes destinados al mercado externo y al consumo doméstico. Esta estrategia es parte de una propuesta más general que incluye la liberalización de los mercados, la desinstitucionalidad pública y la apertura comercial.

Las organizaciones sociales que se conforman durante el proceso de reforma agraria son mediatizadas. Aparecen nuevos movimientos sociales, entre ellos el resurgimiento del movimiento indígena con una agenda que privilegia los temas etnoculturales, ciertamente muy importantes, con los cuales ganan presencia, legitimidad y reconocimiento en la sociedad. Pero el tema de la tierra no tiene la misma fuerza que en décadas anteriores.

Los organismos multilaterales y los grupos de poder empujan otro tipo de políticas para el campo, entre ellos la ejecución de los proyectos de desarrollo rural integral (DRI), la articulación de los procesos productivos, a través de los sistemas de cadenas. La política general más importante es la apertura comercial y la continuación de formas de producción convencionales.

La investigación académica y el movimiento intelectual se va funcionalizando y alineando a las corrientes dominantes del pensamiento neoliberal y post modernista.

En estas últimas tres décadas se impone una legalidad e institucionalidad para mantener la distribución inequitativa de la tierra y con esto la explotación a la inmensa masa de campesinos y trabajadores rurales. Pero a la vez muchos sectores levantan con fuerza la esperanza de transformar esta realidad.

Dentro de la política pública, el tema de la agricultura ha perdido importancia. Un indicador relevante al respecto constituye el egreso presupuestario del gobierno en esta materia. En efecto, en 1995, en el Ecuador se asignó $246.5 millones para el desarrollo agropecuario, mientras que para el 2005 se bajó a $101.3 millones, lo que significa que la participación del gasto con relación al PIB disminuyó del 1.2% al 0.31%2.

En los últimos cuatro años, el mundo atraviesa por una crisis generalizada, que cubre los ámbitos alimentarios, energéticos, financiero, climático y político-social. En este último resalta el tema de la legitimidad del poder. Vivimos una nueva coyuntura. El incremento de los precios de los productos alimenticios estratégicos han vuelto a concitar interés en la opinión pública y en los medios de comunicación. La inestabilidad de los precios también preocupa a los agricultores. La crisis alimentaria genera costos sociales muy importantes, especialmente a las poblaciones de los países que cuentan con menor disponibilidad de recursos naturales. El tema de la seguridad y la soberanía alimentaria se tornan en bandera de lucha de los pueblos. El asunto del acceso a alimentos no puede ser visto ni remotamente solo desde el lado de la oferta, ahora vuelve a plantearse como un tema ligado a la tierra y el agua.

La concentración de la tierra y el agua y la legitimidad

La concentración de la tierra y el agua es una característica de América Latina y especialmente de Ecuador. Después de los procesos tibios de reforma agraria, aparece una nueva reconcentración de la tierra en pocas manos y la microfundización de la pequeña parcela campesina.

EVOLUCION DE LA ESTRUCTURA AGRARIA ECUATORIANA 1954-2000
CIFRAS EN %
UPAS3 (ha)Número de fincasSuperficie
195419742000195419742000
- 571.166.863.57.26.86.3
5-2019.118.621.09.411.813.8
20-107.812.513.219.033.537.3
+ 1002.02.12.364.447.942.6
Total100100100100100100

En el caso ecuatoriano se observa claramente que la tierra sigue concentrada en pocas manos. En efecto, el 2% de los predios acapara cerca del 43% de la superficie, mientras que las fincas menores de 5 hectáreas, que representan el 64% del total de UPA’s solo cuentan con 6% del área. La superficie promedio de estas es del orden del 1.5 hectáreas, con la cual no es posible desarrollar procesos productivos que puedan generar suficiente empleo familiar, y un buen nivel de producción e ingresos para que los campesinos puedan vivir dignamente.

Es evidente que existe una alta correlación entre el acceso a la tierra y la pobreza, en el Ecuador aproximadamente los dos tercios de la población rural está en la pobreza y la desnutrición crónica cubre el 26% de la población rural, llegando al 40% en el caso de la población indígena.

Por otra parte se evidencia en América Latina una creciente preocupación del movimiento indígena y campesino, de organizaciones de izquierda e intelectuales, sobre la concentración del agua en pocas manos. El acaparamiento del agua estuvo ligado al acaparamiento de la tierra, a la conformación de la gran hacienda.

La reforma agraria que liquidó formas semifeudales de producción no afectó de forma sustancial la distribución inequitativa del agua. Las haciendas continúan acaparando este recurso. En el Ecuador podemos hablar de un proceso descomunal de concentración del agua. Como ocurre en muchas otras partes del mundo, vivimos la era del “despojo del agua”.4 El capital se apropió de este elemento vital y le dejo al pueblo lo indispensable para que reproduzca la fuerza de trabajo necesaria para la mayor acumulación y concentración de capital. El discurso dominante y funcionalista ha pretendido mantener este tema profundamente oculto y velado.

El “despojo del agua” se da de dos maneras: una formalizada, es decir a través de concesiones entregadas por el Estado; y, otra mediante el uso del agua al margen de la Ley. Se trata de procesos de larga data que continúan en la actualidad e inclusive toman dimensiones gigantescas en ciertas provincias.

La concentración del agua en pocas manos es similar o mucho más profunda que la de la tierra. La población campesina e indígena cuenta con sistemas comunales de riego, representa el 86% de los usuarios de agua, sin embargo, solo tienen el 22% del área regada y, lo que es más grave, únicamente acceden al 13% del caudal, en tanto que el sector privado que representa el 1% de la unidades productivas agropecuarias, concentra el 67% del caudal

Distribución del riego en el Ecuador5
Tipo de sistemasBeneficiariosÁreaCaudall/s/Finca
 %%%%
Privado1636456,8
Comunal8622130,2
Sistemas Públicos1216232,2
Suman1001001001,2

En el Ecuador como en muchos países de América Latina, la frontera agrícola se amplía significativamente y en términos generales los suelos aptos para hacer agricultura y ganadería ya están ocupados. Los suelos y la biodiversidad se deterioran de manera sistemática y acelerada y el agua se vuelve un recurso cada vez más escaso. De allí la necesidad de cambiar las formas de producción y superar las formas de riego convencionales que demandan fuertes cantidades de agua por unidad de superficie.

El uso del agua para la agricultura se incrementa de manera significativa en el mundo. A diferencia de lo que ocurrió durante la mayor parte de la historia de la agricultura, la producción bajo riego6 llega a tener una importancia inusitada y trascendental, pues nada menos que el 40% de los alimentos que consumen todos los pueblos del mundo viene de la agricultura bajo riego , pese a que el área regada solo representa la quinta parte del total en producción.

Un fenómeno común en nuestros países es que la mayor proporción del agua utilizada para riego es empleada por la gran empresa.

En las tres últimas décadas en el Ecuador presenciamos dos fenómenos que avanzan de manera simultánea: la intensificación en el uso del agua para la agricultura y la masificación de la producción bajo riego en ciertos renglones y regiones como medio eficaz para alcanzar altas cuotas de plusvalía a favor del gran capital. En el campo esto se logra produciendo mercancías para el mercado exterior y unas pocas para el mercado nacional. Las exportaciones hoy tienen un alto contenido de agua de riego, a diferencia de lo que ocurría en el pasado cuando esa producción en lo fundamental era de secano. A inicios de esta década prácticamente toda el área cultivada para la exportación es con riego. En contraste con los cultivos de consumo nacional, el área con riego va del 4% al 25 % únicamente.7

Una cuestión fundamental es que los caudales reales utilizados en la producción agrícola, resultan pequeños comparados con el uso real del agua, ya que parte del agua se emplea al margen de la ley.

Es importante destacar que la mayor parte de los usuarios del agua ni siquiera pagan las tarifas correspondientes a las concesiones. Se estima que ingresa al sector público no más del 7%8 del monto total que debería percibir el Estado por concepto de tarifas.

El desarrollo desigual en el campo

El desarrollo del capitalismo en la agricultura se caracteriza por el desarrollo desigual entre unidades productivas, productos y regiones.

En el Ecuador como en otros países de América Latina se va consolidando el “agrobussines” que articula procesos de producción, transformación y comercialización. La producción empresarial destinada a la exportación es una agricultura que va viento en popa, desde el lado de la rentabilidad. Pero hay impactos descomunales en el tema ambiental y social.

 

Lo que está en crisis es la agricultura subfamiliar y familiar que no recibe sino tibias ayudas del sector público. La pequeña unidad productiva campesina se va subdividiendo en forma dramática debido a factores relacionados con la herencia y la pobreza. Los campesinos cada vez dependen más de los salarios que de la producción agropecuaria. Se trata del sector más vulnerable de la sociedad rural. En estas condiciones los campesinos son expulsados desde el campo hacia las grandes ciudades y también hacia fuera.

La agricultura familiar ha logrado resistir y sigue mostrando enormes potencialidades para generar empleo familiar y niveles de ingreso adecuados. En el sector campesino descansa parte fundamental de la seguridad y soberanía alimentaria.

Es necesario destacar que la productividad del trabajo en el campo es muy desigual. En la gran empresa se logran altos niveles de productividad y por tanto de generación de plusvalía y acumulación. En contraste, la pequeña unidad subfamiliar tiene baja productividad y se reproduce de manera simple, no hay “capitalización”.

De allí que la distribución inequitativa de la tierra genere pobreza en el campo y tenga importantes impactos en la vida urbana.

El tema del hambre y la desnutrición en nuestros países no se debe a problemas de la oferta de alimentos sino a la imposibilidad que tiene la mayor parte de la población para adquirirlos, en el caso del sector rural la falta de acceso a los medios de producción condena al hambre y a la miseria a la mayor parte de la población rural.

Queda claro que no hay posibilidad alguna de resolver los problemas de la pobreza de la gran mayoría de población rural, sin alterar la estructura agraria, la estructura de los mercados, las cadenas de valor y la estructura del poder.

notas

1 Secretario Ejecutivo CAMAREN. Coordinador del Foro de Recursos Hídricos, Presidente SIPAE, Docente de la Universidad Central del Ecuador.

2 Ministerio de Agricultura y Ganadería, Políticas de Estado para el sector agropecuario ecuatoriano 2006-2016; marzo 2006.

3 Unidades de producción agropecuaria, en hectáreas

4 GAYBOR, A. 2008. El Despojo del Agua, Foro de Recursos Hídricos, Quito-Ecuador.

5 Estimación en base de autorizaciones de uso; la información no está completa, no están muchos sistemas de riego en todas las captaciones individuales. Fuente: Gaybor, A., 2008, Despojo del Agua.

6 GAYBOR, A. 2007. Conferencia presentada en Honduras: “La alimentación mundial en creciente dependencia del agua”.

7 GAYBOR, A. 2008, El Despojo del Agua, Foro de Recursos Hídricos, Quito-Ecuador.

8 Idem.